Lo nuevo de Herzog

El nuevo documental de Werner Herzog, Lo and Behold: Ensueños de un mundo conectado (Lo and Behold, Reveries of the Connected World, 2016), me llenó de horror. La profecía de la imbecilidad en la pantalla y su reflejo en una sala de cine —alguien se reía de una familia perversamente humillada por el internet— me bastan para pensar que este filme es un triunfo. El tiempo decidirá si se trata de una obra maestra, pero por el momento pienso que no existía en el cine un retrato de la era del internet que capturara tan vastamente la vida de una humanidad mutilada por sus invenciones. WALL-E (2008) lo intentó antes, pero la ternura de sus trazados y la esperanza de la reconstrucción tal vez hayan afectado menos a la audiencia de lo que debían hacerlo.

En Lo and Behold, Herzog retoma la estructura en capítulos de Fata Morgana (1971) y Lecciones de la oscuridad (Lektionen in Finsternis, 1992) para explorar nuestra dependencia al internet, sus aportaciones al futuro, la sustitución de lo humano por la inteligencia artificial y la respuesta a una pregunta solamente posible en la imaginación poética de Werner Herzog: “¿Puede el internet soñar sobre sí mismo?”. En un intento por describir nuestro tiempo y averiguar su futuro —o su fin—, Herzog nos obliga a preguntarnos qué es la conciencia. Uno de sus entrevistados sugiere, incluso, la necesidad de una nueva teología en el futuro diseñado por las redes. Sin embargo no sólo es horror lo que Herzog busca exprimir de su audiencia. Quizás en busca de aliviarnos un poco, el viejo director bromea con sus entrevistados y nos muestra una conversación en tono familiar que aligera la pesada carga del devenir. La ambigua imagen de un grupo de monjes mirando sus celulares resume el filme en toda su graciosa melancolía.

*Esta cinta se presenta como parte del Festival Ambulante. Consulta AQUÍ la cartelera.