Lydia Nichols y sus animales antropomorfos llegan a Pictoline

Ciudad

Simpática, peliroja, miedosa a hablar en público y apoyándose con muchos gifs de tigres (su espíritu animal), Lydia Nichols expuso sobre su trayectoria como ilustradora en la galería Vértigo

Para que los conocimientos del proyecto Global Residency no se queden sólo en Pictoline y se compartan a muchos más ilustradores chilangos, ayer organizaron una pequeña plática con Lydia Nichols donde nos contó sobre sus primeros trabajos, sus retos, cómo llegó a trabajar para Google y sus próximos proyectos.

Lo primero que nos contó la ilustradora de 31 años fue que a ella no le iba bien en la universidad cuando estudió su licenciatura en artes plásticas. Sus profesores le decían que no tenía buen manejo de las dimensiones y que no llegaría muy lejos. Su primer trabajo consistía en hacer photoshop en las fotos de los productos de una compañía de relojes: “Tenía que quitarles lo sucio, sólo a eso me dedicaba”.

En una epifanía, decidió que intentaría dedicarse a la ilustración; así volteó a buscar inspiración en el trabajo de varios dibujantes y diseñadores.

Nos contó un poco de cuál comenzó siendo su proceso para dibujar: “Empecé usando Illustrator, porque son vectores, lo que te ayuda a redimensionar todo. Les contaré un secreto: soy muy mala para hacer composición, ¡dense cuenta que casi nunca pongo fondos! Estoy segura que no tengo sentido de la dimensión espacial, me cuesta mucho trabajo usar perspectiva”. Así dibujaba todo a mano, lo escaneaba y lo vectorizaba en Illustrator, luego usaba diferentes pinceles para que todo se viera hecho a mano.

Al entrar de nuevo a la universidad para estudiar diseño y después de una epifanía más (“¡las epifanías son geniales!”, dice) buscó que sus dibujos siempre reflejaran su estilo propio y su personalidad.

Nos enseñó cómo manda sus bocetos a las personas que la contratan: “¡Miren! Aquí está mi propuesta hecha en hoja de cuaderno a lápiz y marcatextos. ¡Todavía me sorprende cómo la gente me sigue contratando! No me gusta invertir mucho tiempo en algo que no es el producto final”. También cambia constantemente de diseño, colores y formas hasta estar convencida; aunque confiesa que la forma de no sobrepensar sus dibujos es pensando en la inversión de tiempo versus el cambio que pudiera conseguir en dicho tiempo. Si cree que no va a lograr un cambio significativo y está satisfecha, lo considera terminado. “Las fechas límite también ayudan”, dice riendo.

Ella también intenta hacer trabajos personales, varios dibujos que enseña son políticos (Obama, Bernie Sanders, Hillary Clinton y un águila con la bandera de Estados Unidos).

Sus dibujos favoritos, sin embargo, son los animales antropomórficos: tigres sonrientes, gatos con pantalones y corbatín, palomas recibiendo cartas. Ella dice que sabe que, como tal, estos animalitos no aportan nada de frente, pero se ha dado cuenta que el mundo se ha vuelto un lugar obscuro (ella dice que desde que Trump llegó a la presidencia de EUA) y que su fortaleza es esa extravagancia y la ternura que aportan y que, con suerte, hagan a la gente sonreír.

Por último, nos contó cómo —por azares del destino— alguien en las oficinas de Google la contactó para diseñar doodles: esos dibujos temáticos o conmemorativos que sustituyen su logo por un día. Ahora ella investiga temas, los propones y, si Google los apruebas, ella hace una imagen, un gif o una serie de diapositivas para presentar cada tema de manera destilada y concentrada. Como este de la genetista Nettie Stevens, quien descubrió los cromosomas X y Y:

Al final se tomó unos minutos para contestar las preguntas de los asistentes y a dar autógrafos y dibujos de simpáticos gatos con corbatín.