Manual del SoCabrón de Cuernavaca

Ciudad

Instrucciones para el socavón en el que cayeron usted, su gobierno y México enterito

 

 

La construcción

Prometa una obra de primer mundo. Un paso exprés que vuelva tres horas de tráfico en 10 minutos de felicidad al volante. Encárguesela a Aldesa y Epccor y presupueste mil millones de pesos. Pero, como esto es México y nada cuesta lo que “cuesta” ni vale lo que “vale”, pague, a nombre de los pendejos mexicanos, 2 mil 213 millones.

 

La inauguración

Como en los viejos tiempos, vaya a inaugurar la magna obra de su administración presidencial. Invite a su secretario de Comunicaciones (con sus amigos), Transportes (sin ley) y Contratos (con OHL y Grupo Higa), al gober (por decir algo) de Morelos, al alcalde (exagero) de Cuernavaca y devele la placa con los nombres de todos y tome la foto.

 

La tragedia

Tres meses después de la inauguración, permita que dos hombres —padre e hijo— vayan rumbo a su chamba tomando su paso exprés… A la muerte. Su asfalto, que prometía 40 años de vida, se hundía apenas tres meses después. Un socavón de 5 metros de profundidad y 12 de ancho traga al padre y al hijo, y los entierra vivos.

 

 

La explicación

La culpa la tiene la basura y las lluvias atípicas que típicamente caen cada año. La culpa la tiene la lluvia, según la Secretaría que encargó la pinchísima autopista. “Liberen una orden de aprehensión contra la lluvia!”, le faltó decir al vocero de la tragedia: Gerardo Ruiz Esparza. ¡Ficha roja de Interpol a la basura que seguro ya se fugó del país!

 

 

El final

¿Acaso caerán los responsables? ¿Será suficiente con la renuncia de los funcionarios involucrados? No se estrese pensando en eso. Usted sabe que basta con ordenar medidas de fantasía que calmen a la turba de indignados y así proteger su cola y la de sus amigos millonarios. ¿A la familia de los muertos? Con dinero y un tuit basta.