La vida en un motoclub de la Ciudad de México

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Motocicletas, viajes y hermandad, así es la vida en un motoclub de la Ciudad de México.

Una parte importante de su vida la pasan viajando en la carretera sobre distintos modelos de motocicleta. Llevan atuendos oscuros y chaquetas o chaletos negros, donde portan con orgullo el parche de su motoclub en la espalda.

Los destinos a los que van suelen ser variados, a veces viajan a sitios cerca de su entidad de origen y en otras ocasiones se lanzan hacía otros países. Probablemente has tenido la oportunidad de ver las grandes caravanas de motociclistas o, mínimo, ver alguna película sobre ellos, pero, ¿alguna vez te has preguntado lo que hay detrás de estos motoclubs?

Amistad y hermandad

Cuenta la leyenda que los motoclubs nacieron en Estados Unidos hace ya varias décadas, sin embargo, actualmente estas agrupaciones tienen presencia en distintos países del mundo, incluyendo México.

Luiggio, presidente de Unbroken Heads, un motoclub nacido en la capital hace poco más de tres años, nos explicó un poco sobre su agrupación y la escencia de los motoclubes en la Ciudad de México.

“Nuestro motoclub nació por la idea de juntarnos entre amigos y crear una especie de hermandad. La idea principal de un motoclub siempre es rodar, generar ayuda y amistad”, explica Luiggio, quien viste casi en su totalidad de negro y porta una chaqueta oscura que, en la espalda, tiene impreso el parche de un caballo y un cráneo: la insignia de Unbroken Heads.

Cada motoclub suele salir a rodar varias veces al mes. En el caso de Unbroken Heads lo hacen cada 15 días.  “Vamos a eventos biker, donde van varios motoclubes de la Ciudad de México. Rodamos un par de veces al mes, en fin de semana. En esas rodadas nos gusta andar en carreteras libres, que tienen muchas curvas, son más emocionantes”, añade entusiasmado.

Además, detalló que algunas rodadas suelen durar un fin de semana, en especial aquellas donde el destino es relativamente cerca de la Ciudad de México. Sin embargo, existen otras que son mucho más extensas como cuando se dirigen a Chihuahua, Monterrey o de plano a otro país.

“A veces participamos en rallys internaciones como en Estados Unidos. Ahí se juntan 40 o 50 motoclubs mexicanos. El viaje puede durar hasta 20 días y encuentras de todo tipo de motociclistas. Hay algunos de la vieja escuela que usan tiendas de campaña y ahí duermen al lado del camino y hay otros que nos quedamos en hoteles. Cuando son rodadas largas solemos manejar entre ocho y 12 horas diarias”.

A pesar de lo que podría pensarse, los motoclubes suelen ser bastante organizados, incluso tienen un órden adoptado de los grupos estadounidenses: Presidente, Vicepresidente, sargento de armas, capitán de ruta y secretario.

De hecho en las rodadas siempre procuran mantener una formación de “Z” para abarcar todo el carril y mantener la seguridad de todos los integrantes de la caravana.

“Cada rodada es mágica, porque es una experiencia única el compartir el camino con alguien más. Estás acompañado pero a la vez estás solo”.

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Los recuerdos de cada viaje

Aunque no lo creas, en la Ciudad de México existen varios bar-bikes, donde los motociclistas, también llamados bikers, acuden después de cada viaje a contar sus experiencias, anécdotas, aventuras y, ¿por qué no? Los planes de la siguiente rodada.

Un ejemplo de ello es el bar Idol, un peculiar establecimiento donde los bikers suelen reunirse. Está totalmente decorado con artículos alusivos a la cultura biker, incluso en una de sus paredes tiene distintos parches, incluyendo el Unbroken Heads Dinamarca, el primer motoclub mexicano abierto en otro país.

Sin embargo, su vida no sólo transcurre entre viajes y anéctodas. “Hacemos muchas cosas. En otros países sí es un negocio ser biker pero en México no, es un poco diferente. La vida de un motociclista es muy variada. Habemos quienes se la viven en la moto todo el día, hay gente que usa la moto para viajar, hay quien la usa para diversión, etc. Lo que te puedo decir es que la vida en un motoclub el objetivo principal es juntarte, convivir y salir a rodar”, puntualiza Luiggio.

¿Cómo me uno?

Cada motoclub tiene distintos procedimientos para unirte. En el caso de Unbroken Heads todo es cuestión de tiempo y actitud. En el proceso principal, el aspirante tiene que pasar tiempo con ellos y si se muestra apto para ser miembro le dan un parche de prospección con el durará mínimo un año.

Si durante ese periodo cumple con las necesidades del club, se vuelve un miembro activo. “Mucha gente critica este estilo de ingreso, nos han dicho de todo pero alguien que tienes con tus colores y al lado de ti, es un hermano, tiene que ser una persona que tienes que saber que da la vida por ti, tú no puedes confiarle tu vida o tu seguridad a una persona que no conoces. Además, esa persona tiene que compartir parte de tus ideales para que no haya tanto conflicto. Mucha gente dice que es elitismo pero no va por ahí el asunto”.

En la capital existen diversos motoclubs a los que puedes unirte. Sólo es cuestión de actitud, amor a la motocicleta y ganas de salir a rodar.

(Fotos: Guillermo Gutiérrez)