No es otra película de narcos

En 2011 estalló el escándalo del operativo Rápido y Furioso, cuando la ATF (Agencia estadunidense) permitió que 2 mil 500 armas fueran compradas e ingresadas ilegalmente a México. El cineasta Gabriel Ripstein se inspiró en este operativo para el guión de su ópera prima 600 Millas, que llega hoy a las salas.

El elenco es un sueño para cualquier director mexicano: Tim Roth, Kristyan Ferrer y Noé Hernández.

La película cuenta la historia de un jovencito mexicano inmiscuido por su familia en el tráfico de armas, su deber es comprarlas en territorio estadounidense y llevarlas hasta Sinaloa. En el camino se encuentra con un agente de la ATF con quien, ingenuamente, entabla una relación.

“Se rodó en Arizona y en los alrededores de la Ciudad de México. A mí me hubiera encantado filmar en Culiacán pero era un riesgo y presupuestalmente más complicado”, expresa el cineasta.

Ripstein quiere dejar en claro que no es otra película de narcotraficantes. “Tuve la intención de no hacer algo cliché, sino algo más complejo, sin buenos ni malos”.

Gabriel es hijo de Arturo Ripstein, uno de los directores mexicanos más trascendentes de la industria; sin embargo, el realizador niega que su papá sea su referente cinematográfico. “De mi papá aprendí muchas otras cosas, pero no es un homenaje a su cine. Mi película tiene más referencia a Haneke o a Scorsese”.

La cinta fue premiada en el FIC Guadalajara y en la última edición de la Berlinale como la Mejor Ópera Prima.

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