Pepitas de calabaza, por Diego Rabasa

Es difícil encontrar hoy en día expresiones que puedan escapar de la maquinaria voraz de consumo-producción. A pesar de que la industria editorial no está exenta del virus del exceso, existen ciertos proyectos editoriales que navegan a contracorriente promoviendo la circulación de ideas –unas frescas, otras que vienen de tiempo atrás– que nos enseñan que es posible mirar el mundo con otros ojos.

Uno de estos proyectos editoriales es sin duda el sello logroñés Pepitas de calabaza. Contraculturales y disidentes, tienen en el escritor norteamericano Lewis Mumford a una de sus insignias. Mumford, de quien los pepitos han publicado Historia de las utopías, El pentágono del poder, El mito de la máquina, Arte y técnica y el monumental tomo de La ciudad en la historia, pugna por un modelo de vida que combata el Sueño Americano, descrito por el historiador David Horowitz como “una engañosa orgía de expansión económica”.

Sobre Mumford, el también historiador cultural y crítico de la cultura norteamericana Morris Berman ha dicho: “Lewis Mumford fue uno de esos raros genios americanos a quien casi nadie le puso atención durante su vida. Estados Unidos tiene una tradición de ignorar (e incluso ridiculizar) a aquellos individuos talentosos que han sido críticos de su cultura dominante –materialismo e individualismo sin restricciones–, y que han ofrecido una alternativa frente a ésta, que podríamos llamar espiritual y comunitaria. […] Mumford no fue uno de esos que afirmar que el ‘progreso’ se trataba del último juguete tecnológico, la última innovación”.

Uno de los aspectos más punzantes de la crítica mumfordiana tiene que ver con la noción de éxito sobre la que se cimentó el desarrollo de la mayoría de las naciones occidentales (bajo el mantra de la era que llama paleotécnica de que la tecnología nos hará libres). Ciudades que promueven los espacios cerrados (autos, apartamentos, clubes y espacios de privilegio) sobre centros comunitarios, vidas enajenadas que suprimen los vínculos reales en favor de una despersonalizada vida digital, idolatría hacia el desarrollo tecnológico que ofrece una vana ilusión de que vamos en tránsito hacia un futuro mejor. La obra de Mumford y el catálogo de Pepitas de calabaza representan un oasis para todos aquellos espíritus y aquellas mentes que encuentren en el pensamiento una de las fuentes para combatir la desesperanza y la desazón.

(Diego Rabasa)