#ReporteTapatío: Chacharear en Guadalajara

Es probable que el taxista te diga que El Baratillo es el tianguis más grande de Latinoamérica. Tiene esa fama, y aunque no hemos ido con un flexómetro a medirlo y compararlo con el de la San Felipe, al norte del DF, o con el de El Salado, en Iztapalapa, a ojo de buen cubero no se ve tan grande. Pero tampoco hay que subestimarlo: sí te quita la mañana, sobre todo si tienes la paciencia de hurgar entre basura para encontrar tesoros, y que te deja asoleado y con dolor de pies. Se pone los domingos. Desde las 8 de la mañana encuentras de todo, desde la mercancía genérica de tianguis (disco pirata, playera-la-playera, champú) hasta motos, perritos, o joyería. Lo bueno es la cháchara: puestos de fierro viejo, juguetes mugrosos, cajitas destartaladas. Es cosa de suerte. Cuentan los tapatíos que aquí han encontrado piezas invaluables e históricas. Yo salí con un puñado de insectos de plástico.

Mucho más fresa es El Trocadero, mejor conocido como “el mercado de pulgas de Avenida México”. También se pone los domingos y aunque tiene un par de puestos de seudoartesanía china, la mayoría sí vende cosas viejas: pósters de películas, muebles, lámparas, charolitas. Con la hipsterización, cada vez está más caro, pero no ha llegado a los niveles de La Lagunilla defeña, donde ya se creen que tienen un reality show en el History Channel.

Los bazares de antigüedades son tan divertidos como frustrantes. Lo mejor que tienen son muebles. Y si eres un defeño de visita, te saldría más caro el caldo que las albóndigas llevártelos a tu tierra. El Bazar Don Polo (Juan Manuel casi esq. Ignacio Ramírez, Centro) es excelente lugar para refunfuñar a gusto, porque tiene muy buenas piezas a excelentes precios. Al fin que por ver no se paga.

(Tamara De Anda)