Si fuéramos turistas, iríamos a Milpa Alta

Visitar la delegación que ocupa el extremo sureste del DF es como ir de paseo al campo. No sólo vale la pena ir durante la feria del mole, porque las variedades de este alimento se pueden conseguir todo el año en San Pedro Atocpan, en los restaurantes que rodean la Plaza San Martín, la principal del pueblo. En Villa Milpa Alta, “el centrito”, donde está el edificio delegacional, hay que visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, y pedir que te dejen subir al campanario para contemplar el Teuhtli, el volcán que marca la frontera con Xochimilco y Tláhuac y que tiene su leyenda prehispánica: él también era un guerrero que quería con la guapa Iztaccíhuatl. Por ahí, en la calle Yucatán, está el Museo Altepepialcalli, donde ahora mismo hay una muestra de instrumentos musicales tradicionales. Por último, ve a dar la vuelta por las nopaleras, el “oro verde” que sostiene económicamente a la demarcación y gastronómicamente a los chilangos.

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