Un lugar pa’ curarse las penas

Muchas veces las fiestas terminan en la Plaza Garibaldi, en el Tenampa, alguna de las pulquerías o en la explanada escuchando mariachi. Pero realmente ¿sabes la historia de este lugar?

Antes de ser un punto de referencia para los amantes de la vida nocturna en la ciudad, Garibaldi se llamaba Plazuela del Jardín, habitado en su mayoría por vagabundos.

Alrededor de 1830 comenzaron a establecerse algunas pulquerías que vendían la bebida únicamente para llevar, lo que generó que muchas personas se sentaran en la plaza a tomar.

Medio siglo después se instaló el Mercado del Baratillo, conocido por vender objetos de segunda mano o robados, lo que aumentó la fama de este lugar como zona peligrosa.

Rodeado por la Guerrero, Tepito y La Lagunilla, Garibaldi se estableció al igual que sus colonias vecinas como una zona de comercio. Abrieron negocios de oficio como herrerías, zapaterías o boticas, al tiempo que las pulquerías aumentaban sus ventas y lo mismo la fama de Garibaldi como lugar al aire libre para tomar alcohol, bailar y socializar.

En 1921 cambió su nombre del Baratillo a Plaza Garibaldi en honor a José Garibaldi, que combatió junto a Franciso I. Madero en la Revolución Mexicana y quien fuera nieto del nacionalista italiano Giuseppe Garibaldi.

El que los mariachis hayan adoptado esta plaza como su meca fue responsabilidad del jalisciense Juan Hernández, dueño del Tenampa, y del músico Cirilo Marmolejo, uno de los precursores del mariachi por ahí de los años 20.

En 1923 Hernández, recién llegado de Cocula, Jalisco (tierra del mariachi), inauguró una pequeña cantina a la que llamo El Tenampa y en la que servía comida jalisciense como birria y tostadas, mientras Cirilo presentaba su música.

A finales de los años 40 y principios de los 50, Garibaldi vivió su máximo esplendor, al convertirse en la cantina de moda, en la que era frecuente encontrarse a José Alfredo Jiménez, Cornelio Reyna, Frida Kahlo o Diego Rivera. Dentro del bar se grabaron varias películas de la época del cine de oro, pero la que más destacó fue Dos Tipos de Cuidado, con Pedro Infante y Jorge Negrete.

En la actualidad, Garibaldi sigue siendo el lugar para ir a celebrar la mexicanidad a cualquiera de sus bares, a contratar un mariachi, un grupo norteño o, incluso, de jaraneros, y visitar el recién inaugurado Museo del Tequila y El Mezcal. Sin embargo desde 2012, por motivos de seguridad, el Gobierno de la ciudad prohibió lo que se realizaba desde hace más de cien años: beber en la plaza.