Alonso Murillo, en los zapatos del otro

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Alonso Murillo es responsable de haber inspirado el proyecto de los baños incluyentes en la universidad iberoamericana; hoy, busca llevar su proyecto de inclusión a través de la indumentaria, la performatividad social y la “hibridación” de diferentes disciplinas..

Alonso Murillo tiene un sueño: un mundo donde no sea necesario dividir a las personas, de facto, entre hombres y mujeres. Con 27 años, él no se siente identificado como hombre ni como mujer. Por eso en su imagen utiliza prendas y características diversas que pueden incluir, entre otros; aretes, faldas, sacos, tacones, barba y una larga melena que se acomoda en un chongo.

Cada paso que Alonso Murillo da sobre Paseo de la Reforma provoca miradas o murmullos. A él no le importa. El impacto que provoca es una manera de abrir una puerta en la mente de las personas, una forma de decir que no todo es negro o blanco.

Su manera de vestir —a veces con falda, a veces con pantalón, siempre en un lugar intermedio o inexistente entre ambos géneros— es una invitación a salir de lo rutinario, de lo normal, de lo “normado”.

Recuerda bien el momento. Era en la universidad, primer semestre, llegó con ropa formal y tacones. “Nos habían pedido que fuéramos elegantes para una presentación. Yo fui en tacones y logré verme elegante”, ríe. Las fotografías que le tomaban se viralizaron en redes sociales y se convirtió en una pequeña victoria para él.

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Alonso Murillo tiene muy claro lo que quiere: busca una sociedad sin etiquetas de género, que los seres humanos convivan con respeto, sin que haya la necesidad de ser divididos entre hombre y mujeres, como ocurre —dice— en las estaciones del Metro de la Ciudad de México por el acoso. “Cuando hacen este tipo de clasificaciones, me siento como si fuera un animal en un establo, donde es necesario dividirnos por funciones biológicas”.

Los estándares de belleza, las modas, incluso nociones como el bien y el mal son conceptos aprendidos que repetimos, muchas veces sin pensar en su significado o su vigencia. Alonso quiere ser la inspiración para que otras personas hagan lo que les plazca sin necesitar la aprobación de los demás: “Me han dicho: ‘Te verías más guapo si te cortaras el cabello o te vistieras como hombre’, claro que me vería más guapo, porque estaría dentro de los estándares de esas personas, pero no me sentiría bien conmigo”.

Alonso Murillo: sin etiquetas

La utilización de hormonas, procesos quirúrgicos y un largo proceso de reinserción social son algunas de las acciones que la comunidad transgénero suele realizar para comenzar su proceso de transición. Alonso no cree que —en su caso— sea necesario someterse a ello.

“A veces siento que las personas trans también estamos sometidas a mucha presión para ser aceptadas —dice—.Porque además, debes ser atractivo; y debes someterte a los estándares heterosexuales de normatividad y belleza”.

Hoy es director creativo y estilista de moda independiente. Esto le ha permitido llevar su proyecto de inclusión a otras áreas. “Alguna vez escuché a alguien decir que los estoperoles y los encajes no se mezclan. Así ocurre con todo: nuestro cerebro está acostumbrado a que, si vas a crear algo, escojas un solo camino. A mí no me gusta tener limitaciones preconcebidas”, dice Alonso, quien además colabora para Design Week México.

Máxima Murillo

Una constante en las personas que conocen a Alonso es no saber cómo dirigirse a él, si como hombre o como mujer. Por eso creó un alter ego: Máxima Murillo.

Alonso cree que los hombres homosexuales y heterosexuales están más limitados que las mujeres al momento de vestir y a la hora de actuar. No se les permite mostrar debilidad, ni delicadeza: deben ser machos alfa y perpetuar la masculinidad hegemónica.

Máxima Murillo fue el nombre que escogió como identidad complementaria cuando descubrió que ambos géneros pueden convivir en un mismo envase defendiendo así, su teoría de que no son opuestos: “En algún momento, creí necesitar transicionar a la etiqueta de mujer. En realidad no, porque no necesito ninguna transición para sentirme pleno como soy. No necesito encajar en las expectativas de la sociedad bajo una simple etiqueta.”

Su camino, piensa, es otro. Le gustaría que otras personas encontraran en él una referencia, personas que, como él, no encajaron nunca en los géneros binarios que se les propusieron desde que nacieron.

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Baños mixtos

Alonso Murillo es responsable de haber inspirado el proyecto de los baños incluyentes dentro de la Ibero, donde estudió Diseño Textil. Y es que un acto cotidiano como entrar a un sanitario público no debe ser motivo de controversia; si en la entrada solo hay opción para hombres y mujeres, ¿qué pasa con la comunidad LGBTTTI? ¿Qué opciones tienen ellos? ¿Qué pasa cuando una mujer trans es insultada o excluida en cualquiera de los dos baños a los que decide entrar?

“Aquello fue una iniciativa de la universidad y de los profesores, se inspiraron en mí por una situación que alguna vez comenté: nunca hubo violencia física, pero escuchaba comentarios que eran violentos, la gente no se da cuenta de su nivel de violencia ni de su homofobia”, cuenta Murillo.

La idea de los baños mixtos fue retomada de la Universidad de Georgetown, en octubre del 2017. La iniciativa alentó a otras instituciones como la UNAM, quien replicó el modelo en la FES Iztacala. “Convencer a los demás de que estos baños son funcionales es difícil, ellos minimizan las experiencias de otras personas si no las experimentan”, asegura.

CIFRAS

  • 36 de los 256 asesinatos de personas trans registrados en el país han ocurrido en la CDMX.
  • 7 de cada 10 personas LGBTTTI han sufrido discriminación de algún tipo en nuestro país.