Ciudad Carnavalera

Especiales

Por si la oferta cultural de la CDMX no fuera suficiente, hay 59 carnavales que puedes disfrutar en esta temporada.

ARTE: MICHEL LARIS

De acuerdo con el libro DF Festivo, Carnavales de la Ciudad de México, de febrero a mayo en la capital se realizan 59 fiestas en nueve delegaciones que todavía tienen sus pueblos y barrios originarios.

Para las celebraciones, miles de personas toman las avenidas principales de cada demarcación ataviados con trajes de charros, chinelos, arrieros y muñecas; mientras que en años recientes también aparecen desfilando personajes de la política, del cine y dibujos animados.

Existen dos orígenes para los carnavales: el religioso, que se celebra antes de la Semana Santa, pues busca reflejar que la sociedad puede combatir las tentaciones; el otro representa batallas históricas nacionales, como las libradas contra el ejército francés durante la Guerra de los Pasteles o las luchas entre liberales y conservadores en el siglo XIX.

Por ello, en gran parte de los carnavales se culmina con algún fusilamiento o juicio ficticio, aunque hay otros que coronan reinas del barrio y dan paso a bailes masivos.

En estas festividades, la organización de la comunidad es primordial, tanto para acordar las fechas de los diferentes carnavales como para conseguir financiamiento, pues en algunos casos, las delegaciones apoyan con la organización, pero en la mayoría las propias comunidades pagan por su fiesta.

A pesar de que la capital tiene un número alto de festividades en comparación con entidades como Tlaxcala, Morelos, Guerrero, Veracruz y Sinaloa, los carnavales no son un atractivo turístico para la ciudad.

De acuerdo con la oficina de prensa de la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México, esto se debe a que las delegaciones consideran los carnavales como turismo sólo para los locales y no registran sus celebraciones ante dicha instancia de gobierno, lo que les impide generar mayor difusión.

“Eso también ha provocado que en las delegaciones donde hay fiestas no haya hostales, locales de comida, servicios de transporte suficientes que sustenten al turismo a gran escala y la derrama económica”, precisó la Sectur a Máspormás.

Fiestas del millón

“Para organizar las celebraciones, desde noviembre aparecen las mujeres jóvenes que quieren ser reinas y se hace una selección que depende de que la familia cuente con el dinero para comprar un vestido muy elaborado y alimentar a los invitados”, comenta David Sánchez, participante de la fiesta de Santa Cruz Meyehualco, una de las más reconocidas de la ciudad.

Tan sólo en ese carnaval de la delegación Iztapalapa, en este año se formaron 25 comparsas, cada una con una reina, una banda musical, un carro alegórico y un grupo de personas que la acompañan bailando.

Para estas fiestas, aunque las familias de las reinas invierten hasta 500 mil pesos, la comunidad aporta para los bailes de clausura, comida, bebidas alcohólicas y la música, por lo que una comparsa puede gastar hasta dos millones de pesos aproximadamente en tres días de celebración.

Otro de los carnavales más reconocidos de la capital es el del Peñón de los Baños, en la delegación Venustiano Carranza, en el que durante tres días se corretea con escopetas y machetes de utilería a Juan Carnaval, un bandido que roba a una mujer de la localidad para casarse con ella.

Para esta fiesta se unen tres barrios: El Carmen, Los Reyes y La Ascensión, cada uno desfilando con sus cuadrillas más representativas que portan disfraces en los que gastan hasta 100 mil pesos.

“Los trajes de charro son los más caros. Se mandan a hacer con anticipación y por tradición no debemos repetir el disfraz de años anteriores. Muchos dicen que gastamos demasiado dinero en esto, pero en realidad no es que aspiremos otros lujos como viajes o joyas; nuestra diversión es bailar con la familia, mantener la tradición”, dice Fernando García, participante.

Otras delegaciones como Gustavo A. Madero, Azcapotzalco, Tláhuac, Iztacalco, Xochimilco, Milpa Alta y Cuajimalpa también organizan grandes cuadrillas y comparsas que desfilan haciendo convivir la tradición de la celebración con la modernidad.

Mix generacional

Aunque para los habitantes de pueblos y barrios los carnavales son una manera de mantener las tradiciones vivas, la mezcla de gustos ha resultado evidente tanto en la ropa como en la música.

“Antes, para los recorridos había una orquesta de carnaval con trompetas, saxofones y timbales. Hoy los jóvenes prefieren la banda sinaloense, usar sombreros y festejar como si estuviéramos en el norte del país”, comenta Guadalupe Téllez, miembro del carnaval de Tezozómoc en Azcapotzalco.

Otro aspecto modernizado es el atuendo: la costumbre era usar los trajes tradicionales y hoy los más jóvenes se disfrazan de payasos, personajes de terror y de caricaturas o políticos de moda.

Una de las costumbres que han intentado erradicar es el uso de armas de fuego, pues “antes se pensaba que si no había un muerto no había sido un buen carnaval, pero ahora ya se preserva la seguridad y se piensa en las familias”, comenta Raúl Carmona de Iztapalapa.

En cifras:

  • 59 carnavales hay en la Ciudad de México de febrero a mayo.
  • 130 años tienen las fiestas más antiguas, como la del Peñón de los Baños.
  • 2 millones de pesos llega a invertir cada barrio en su carnaval.