Obesidad morbida: Menos kilos, más salud

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No se trata de un asunto estético, el sobrepeso puede acarrear problemas como hipertensión o diabetes. En el caso de la obesidad mórbida, el peligro se vuelve crítico

Por Dulce Ahumada

32 kilos es el peso promedio de un niño de diez años. Eso es lo que Francisco Allendelagua intentará quitarse de encima mediante un procedimiento quirúrgico.

“Las dietas funcionan, pero tienden a desesperarme: es difícil cambiar un mal hábito de años en unos días”, dice Allendelagua, 35 años, barba de candado, cabello crespo, ojos chiquitos. 20 años de sedentarismo lo han hecho subir y subir de peso.

Según datos de la Secretaría de Salud de la CDMX, ocho de cada 10 personas tienen sobrepeso y obesidad en nuestra ciudad. No es un problema estético o de imagen: el sobrepeso puede derivar en problemas cardiovasculares o diabetes. Si esto ya es alarmante, hay que pensar que, además, 3% de la población padece obesidad mórbida.

“Desde pequeño fui el típico niño gordito, pero nunca tuve un peso exagerado. Practicaba futbol americano, siempre estaba activo. Pero me alejé porque me lesioné la rodilla y la clavícula: estuve año y medio sin practicar deporte y empecé a subir de peso. Eso fue cuando tenía 18 años”, cuenta.

Allendelagua suspira. Con paciencia, espera su turno en la sala de espera de la Clínica de Cirugía Bariátrica del Hospital Rubén Leñero. Está a punto de ingresar al consultorio del doctor Francisco José Campos Pérez, director del Programa Quirúrgico para el Paciente con Obesidad Mórbida en la CDMX.

Un procedimiento que salva vidas

Fue hace ocho años que el programa arrancó en los Hospitales Generales Rubén Leñero y Tláhuac. La finalidad es ayudar a los pacientes con obesidad mórbida a bajar por medio de una cirugía bariátrica, que ha transformado la vida de 2,057 personas.

Una operación de este tipo implica el trabajo de varios médicos y especialistas; internistas, endocrinólogos, psicólogos, nutriólogos, cirujanos plásticos, enfermeras especializadas y anestesiólogos. Extraer un pináculo de grasa es una operación que puede tardar hasta 12 horas y un cuidado extremo de la aplicación de la anestesia, además de las complicaciones del sangrado que en estos casos puede ser extremo. Sin embargo, en este programa se registran complicaciones solo en un 4.9% de las operaciones y no se ha registrado una sola muerte.

“Es una excelente opción para los pacientes que no tienen recursos económicos, ni la posibilidad de realizarse cirugías de este tipo. Son totalmente gratis. En clínicas privadas, el costo puede alcanzar hasta los 300 mil pesos”, explica Campos Pérez.

Para poder ser candidato a una cirugía, el paciente debe tener entre 18 y 65 años. Tienes que ser residente de la Ciudad de México, no tener ningún tipo de seguridad social. Si cumple con estas características, debe acudir a la clínica Rubén Leñero, a las siete de la mañana, donde se le aclararán sus dudas respecto al procedimiento. El tiempo de espera para la realización de la cirugía va de los dos a los seis meses, pues hay una lista de espera de alrededor de 400 personas.

Sin embargo, en algunos casos la espera puede ser menor. “Me enteré del programa hace un mes, y mi operación está programada para el lunes 23 de octubre a las 7:15 am”, cuenta Francisco Allendelagua mientras saca el documento con su cita de un folder amarillo que guarda celosamente bajo el brazo.

En ocasiones, la espera puede ser mayor: “Los pacientes con este grado de obesidad pueden presentar enfermedades como diabetes o hipertensión. Antes de la intervención, se deben controlar estos riesgos, esto puede tardar hasta tres meses”, señala Campos Pérez.

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Después de la operación

El proceso no termina con la operación. En ocasiones, el paciente llega a bajar tanto de peso que la piel le sobra. “Empieza la flacidez, porque los ves con ropa y el cambio es notorio, pero cuando no la traen se ve el exceso de piel. En el caso de las mujeres, los senos desaparecen, y es cuando empieza la reconstrucción estética” explica el doctor.

Uno de los casos es el de Leticia García, quien perdió 70 kilos tras la cirugía. A Leticia le realizaron una reconstrucción estética abdominal, que abarcó la parte posterior del cuerpo para quitar piel, arreglo de glúteos y espalda, según contó a Notimex en 2016.

Las cirugías solo son el primer paso para tener una vida más saludable. Se necesita del compromiso del paciente, ya que sus hábitos alimenticios deben cambiar y eso puede generar un golpe a su economía. “Nosotros les damos parte, ellos ponen la otra parte, antes de la cirugías les explicamos sobre las dietas que deben seguir” dice el especialista.

El titular del Programa Quirúrgico para el Paciente con Obesidad Mórbida en la CDMX refiere que la familia juega un papel fundamental en la vida del paciente después de la cirugía. El cambio tan drástico, tanto físicamente como en sus hábitos de vida, puede generar dificultades con la familia o los amigos: “La esposa o el esposo son los principales boicoteadores. Les dan de comer e incluso hay casos en que se divorcian porque, según ellos, perdieron el encanto”.

Pero bajar de peso siempre es esperanzador, significa una meta y un cambio. Francisco Allendelagua, por ejemplo, se ha propuesto correr el medio maratón el año siguiente. “Lo intenté este año, pero mi sobrepeso no me permitió terminar. Espero hacerlo el próximo”, dice antes de despedirse.

En cifras

  • 8 de cada 10 habitantes de la capital del país viven con sobrepeso.
  • 2,057 personas han recurrido a este procedimiento quirúrgico en los últimos ocho años.
  • 278 cirugías de este tipo se han realizado durante los meses que han pasado del 2017.