Policías revisan las mochilas de estudiantes de nivel básico durante el operativo Mochila Segura. Foto, Cuartoscuro.

¿Qué traes en esa mochila?

Especiales

En los últimos dos años del operativo Mochila Segura en la CDMX, se decomisaron cuatro armas y sólo dos eran de fuego.

En la revisión de las mochilas por parte de padres y autoridades en escuelas de educación básica en la ciudad apenas se han encontrado cuatro armas en los últimos dos años y sólo dos eran de fuego.

El programa de Mochila Segura inició en 2007 y se realiza de manera permanente y aleatoria en varias escuelas de la Ciudad de México. Consiste en la revisión de las pertenencias de los alumnos por parte de padres de familia, directivos y profesores; el objetivo es encontrar armas y evitar que sean utilizadas en agresiones mayores.

Para algunos, esta medida previene la violencia; para otros, es una contención de emergencia —por lo ocurrido en un colegio de Monterrey, Nuevo León, donde un estudiante disparó en contra de sus compañeros— e, incluso, hay quienes la consideran una violación a los derechos humanos de los jóvenes y niños.

Para funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), estas revisiones previenen hechos violentos, pero especialistas en derechos humanos consideran que se trata de acciones que criminalizan a los niños, además de que no resuelve de raíz el problema de la violencia en las escuelas.

“Esto se demuestra en que no se han presentado incidentes, además de que las armas localizadas han sido oportunamente identificadas a razón de evitar un riesgo”, dice la subsecretaria de Participación Ciudadana y Prevención del Delito de la SSP, Yolanda García.

En contraste, el director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), Juan Martín Pérez, considera que estos programas fomentan la desconfianza.

“No es lógico que por un hecho aislado y lamentable como lo ocurrido en Monterrey se esté criminalizando a todos los niños y jóvenes del país con estas medidas”, dice.

Estrategia poco clara

Además de las cuatro armas que se encontraron a través del programa Mochila Segura, entre 2016 y lo que va de 2017, otra más fue entregada por directivos de una escuela después de ser decomisada a un alumno. De las cinco en total, tres eran reales, una más de diábolos y otra era una réplica. Las delegaciones donde se encontraron son Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Azcapotzalco y Venustiano Carranza, en esta última junto con el arma se decomisó droga.

Durante los operativos no sólo se detectan armas de fuego, sino también se retienen tijeras de punta, cúteres, marcadores y plumones, aerosoles, barnices y objetos de vidrio, entre otros. Todo como parte de la estrategia para reducir la violencia escolar, de la cual no existen cifras claras.

Si algo va a pasar, pasa

De acuerdo con cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a nivel nacional 18.7 millones de estudiantes de nivel básico han padecido algún tipo de violencia escolar.

Máspormás buscó a la Secretaría de Educación Pública y a la Administración Federal de Servicios Educativos para hablar sobre el tema, pero no hubo respuesta.

Sin embargo, en la Ciudad de México, entre 2013 y 2015, el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública recibió mil 300 denuncias de violencia escolar, de las cuales 88% provenía de padres de familia y 76% involucraba escuelas públicas.

Las edades más vulnerables al acoso, según las cifras del Consejo, varían entre los 11 y los 15 años de edad, de tal manera que 70% de los casos ocurren en escuelas de educación básica, principalmente primarias.

Los tipos de violencia más comunes son física y emocional, que representan 57% de las denuncias ante el Consejo Ciudadano. Además, 17% reportó sólo golpes y otro 16% agresiones psicológicas.

A pesar de los operativos, estudiantes de secundaria explican que incluso en los días en que hay revisiones, no es difícil ingresar a la escuela con objetos que puedan causar daño, como navajas, anillos para golpear, gas pimienta, encendedores y cadenas.

“Hay compañeros que cuando se van a pelear traen anillos o usan sus llaves entre los dedos para lastimar, también usan cadenas en los pantalones con las que después golpean”, cuenta Israel, un estudiante de secundaria de la delegación Cuauhtémoc.

“Ante este panorama de violencia, la revisión de mochilas es un programa paliativo. Es como dar una aspirina a una persona que padece cáncer. A pesar de eso, en la situación actual es algo necesario por tener un carácter de contención, aunque a la larga no resuelve nada”, dice Consuelo Mendoza, presidenta de la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF).

Para Consuelo Mendoza, incluso es imposible saber por cuánto tiempo más pueda funcionar la revisión de mochilas, por lo que es necesario encontrar otros caminos para evitar la violencia escolar.

“Es urgente llamar a los padres de familia a ser corresponsables, a estar atentos de sus hijos para hacer una diferencia entre educación e instrucción, porque la primera empieza en el hogar”, dice.

Para el director de la Redim, Juan Martín Pérez, la estrategia debe mejorarse con programas menos estigmatizantes que el Mochila Segura y así evitar la creación de ambientes nocivos de desconfianza y discriminación entre los niños y jóvenes.

En cifras:

  • 4 armas se encontraron en el operativo Mochila Segura entre 2016 y 2017.
  • 18.7 millones de estudiantes en México han padecido acoso escolar.
  • 1,300 denuncias por bullying se hicieron en la ciudad entre 2013 y 2015.