Carta a los Broncos y Kumamotos que rompieron el molde

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Felicidades. Hicieron lo que parecía imposible. No sólo fueron capaces de entrar al juego cuando todo estaba puesto para impedir la competencia, sino que lograron vencer y por eso ya ganaron un lugar en la historia política de este país. Gracias a su trabajo tendremos un gobernador, al menos tres alcaldes, un diputado local en Jalisco y un diputado federal.

 Pero si lo que hicieron hasta ahora fue difícil, lo que sigue lo será mucho más. Primero, porque lo previsible es que el sistema de partidos hará todo lo que pueda para hacerlos fracasar. Es lógico. Su llegada es una seria amenaza, pues no sólo abre la pista para otros ciudadanos, sino que muestra un camino que políticos inconformes con sus partidos podrían seguir. Por eso tratarán de desprestigiarlos, porque con sus triunfos volvieron creíble la idea de que en 2018 los electores podremos votar por más candidatos independientes, incluyendo a uno o varios en la elección presidencial. ¿Se imaginan el miedo que eso les provoca?

Por eso deben esperar lo peor y eso incluye que los quieran coptar. Si no pueden quemarlos, tratarán de meterlos al redil para mostrar a la sociedad que al final todos son iguales, y que si es así, para qué probar otras opciones.

Piensen también que tendrán encima las miradas de millones de ciudadanos. Es injusto, porque tienen menos recursos que los demás, pero sobre ustedes hay grandes expectativas. La patética ventaja que tienen los políticos de siempre, es que de ellos ya casi no esperamos nada, de ustedes sí y por eso tienen que ser mucho mejores.

Pero no se trata de meterles más presión, sino de compartir algunas ideas que les puedan servir. En primer lugar, no se alejen de quienes los llevaron al poder. Ustedes no tendrán un partido pero sí tienen una gran legitimidad. En muchos casos los ciudadanos antes de darles su voto les dieron hasta dinero. No rompan la comunicación con sus bases porque son su principal activo. Usen para gobernar las mismas redes – virtuales y físicas – que emplearon para ganar.

Sean radicales. No en el sentido destructor sino en una apuesta por ofrecer una clara distinción. Nada de moches ni parientes en la nómina, cero tolerancia con la corrupción y ni pensar en el ausentismo laboral. Cobren lo que merecen pero no acepten el sistema de privilegios. Hagan lo que los otros no están dispuestos a hacer. Así mostrarán que se pueden hacer las cosas de otra forma y mantendrán su autoridad moral. Esto es central porque su rol no es acabar con los partidos políticos sino obligarlos, con su ejemplo, a ser mejores.

Y por último, sean absolutamente transparentes. Comuniquen desde el día uno qué quieren hacer y para qué llegaron al cargo. Anuncien sus batallas, exhiban a los que frenan los cambios y vuélvanse un maldito dolor de cabeza para quienes quieren mantener el status quo. Si ustedes no hacen enojar a nadie en el poder es que no están haciendo bien su trabajo.

Mucha suerte Jaime Rodríguez, Pedro Kumamoto, Manuel Clouthier, Alfonso Martinez, y mi agradecimiento a todos los que le abrieron una raja a un sistema que a veces se muestra como imbatible y que ustedes están probando que no lo es. Contamos con ustedes para recuperar, juntos, la confianza en la política y en nuestra capacidad de construir nuestro destino.

(MARIO CAMPOS)