“Darth Vader, Cuauhtémoc y sus novias”, por @apsantiago

Cuauhtémoc Gutiérrez tomó posesión y ordenó descolgar sobre el patio del PRI-DF un monumental retrato de Peña Nieto, de unos 100 metros cuadrados. En julio pasado entré a las oficinas capitalinas de ese partido y para abarcar semejante foto tuve que alzar mucho la cabeza, como cuando uno de niño, ante la dimensión de una catedral, fuerza el cuello porque en las cúpulas, entre ángeles, busca descubrir a Dios.

Del celestial Peña Nieto de mirada penetrante sólo me distrajo lo que había a mi derecha: una impresionante edecán con el logo del PRI bordado sobre su escote explosivo. Con un escueto vestidito blanco que apenas cubría sus muslos y estrujaba su gran cadera, instruyó a dos guardias: “Que pasen: vienen a ver al presidente”.

Sentado como un rey en su escritorio de caoba, el presidente del PRI-DF nos recibió imperturbable. Aunque elegante, su oficina se tornó una broma pesada. A mi lado, sentaditos en una banca, me acompañaban dos Topo Gigio de peluche: sus azules ojos plásticos apuntando hacia mí me hicieron incómoda toda la entrevista. Atrás del político había otro retrato del primer mandatario y, en lo alto de un muro, un gran cuadro de Linterna Verde, Superman y Batman. “Los políticos no deben seguir siendo tan cuadrados”, justificó. Gigantesco, de respuestas arrasadoras y con la respiración agitada por el sobrepeso, dedicó la entrevista a defenderse del estigma de corrupto y golpeador que lo laceraba y que crearon, sostuvo, “medios maiceados”. Con un verbo temerario, sutilmente soez, denunció que había sufrido el racismo de su partido (“sin ojos de color y piel clarita es muy difícil tener aspiraciones políticas”) y se dijo avergonzado de los “pillos (del PRI) que cometieron ultrajes al erario”. Él, juró, no era un “dinopriista”. Y le pregunté sobre el amor: “He tratado de tener varias novias”, admitió, y yo al instante pensé en lo extraño de esa idea, cuando lo normal, a lo sumo, es decir: “He tenido varias novias”. ¿Qué significaba aquel “he tratado de tener varias novias”?

Al levantarme para despedirnos, por un segundo pensé que estaba dando la mano al futuro jefe de gobierno del DF. Para muchos el retorno del PRI sería el retorno del mal, le dije, y él, bromista, reviró con un: “No somos Darth Vader” (así se tituló esa entrevista).

Antes de salir vi que, junto a él, una pantalla de circuito cerrado le transmitía lo que en ese momento ocurría en siete lugares clave del PRI-DF. Ahí se veía, en la entrada, la exuberante edecán de blanco. Bien observada.

Hoy, tras el escándalo del comercio sexual en esa oficina, me pregunto cómo hace México para pensar que el PRI no es Darth Vader, y aún me repito aquella frase, ahora sí atroz: “He tratado de tener varias novias”.

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(ANÍBAL SANTIAGO)