“Dra. Corazón”, por @zolliker

Ustedes, no tienen la más remota idea de lo que algunos profesionales tenemos que aguantar en el ejercicio de nuestra profesión.

Algunos heroicos dentistas, por ejemplo, tienen que soportar personas con el peor aliento que ha conocido la faz de la tierra. O con tipos que llegan con medio huevo podrido entre las encías, por decir lo menos.

Ni qué decir de los urólogos, que luego tienen que sacar desodorantes de salva-sea-la-parte, o de los podólogos, que atienden pacientes cuyas plantas de los pies  parecen queso gruyere.

Yo, estoy pagando también todos mis pecados. Me llamo Llajuan Suers y soy consultora de esas que llaman “del corazón”: la gente me escribe sus problemas y yo les contesto con una solución. O al menos, así era hasta antes de la Internet, que me está haciendo vérmelas negras porque ya cualquiera puede escribirme preguntas sin tener siquiera que esforzarse por pensar un poquito. So, brutos, ¡sufro barbaridades! Para ejemplos, varios tengo y como tales, les presento aquí algunos cuantos:

Dra. Corazón: Mi primo dice que su compadre que es paramédico, le aseguró que si alguien se tira un pedo y eructa exactamente al mismo tiempo,  se puede morir de la descompresión,  ¿es eso cierto? Estoy muy preocupado, temo que alguna vez me descuide y eso pueda significar el fin de mis días. 

Madres. Pero eso no es todo.

Dra. Corazón: Mi novia está embarazada y no le ha venido la menstruación. Me preocupa que nuestro bebé se pueda ahogar con la regla, ¿la debo llevar al médico?

Antes respiraba profundo y hasta buscaba guiarlos. En serio. Pero ya no. Me harté. Lo confieso. Es que pónganse en mi lugar, ¿qué les puedo contestar a esas estupideces? Pues sí, otras iguales.

“Estimado pedorro preocupado: mejor cuide su dieta, porque es completamente cierto y el gobierno lo ha ocultado por años pues sirve como control poblacional. Tenga especial atención cuando tome alcohol, pues la boca y esfínteres tienden a relajarse. Le recomiendo —por seguridad— insertarse una zanahoria en cualquiera de ellos para minimizar el riesgo”.

“Estimado novio sangrón: su hijo es muy probablemente un vampiro, así que no se preocupe, no se ahogará, si acaso, se empachará”.

Dra. Corazón: Estoy confundido: me gustan los gays guapos y las mujeres rubias, ¿qué soy?

“Estimado confundido: usted no me engaña y es Ricky Martin, saludos a Puelto Lico.”

Dra. Corazón:  Hace seis meses me dio un infarto y, gracias a la ciencia, a la suerte o al Creador, estoy con vida. Poco a poco he venido recuperándome. Los médicos (galenos, facultativos o brujos, como se decía antes) acaban de hacerme una prueba de esfuerzo y salí bien librado. ¿Puedo volver a jugar béisbol que, junto con el amor al pueblo y a mi familia, es de mis principales pasiones?

Estimado confundido: Yo no soy ese tipo de Doctora, ni de ese tipo de corazón, pero le sugiero se dedique a la base, no al beis, ni al feis, como se dice ahora, para que por suerte, ciencia, nigromancia o apoyo de un criador de bueyes y vacas, no pase por bola de colesterol, ni pase por golpe de calor, como se decía antes, y sus planes futuros no se le vayan a amloar, digo, amolar. Es más, para que tenga éxito con su familia y pueblo, sugiero que se cambie el nombre a Fidel, porque esos joden mucho y viven casi un siglo; ¿quién no logra todos sus seniles sueños en cien años de soledad?”

¡¿No les digo?!

(J. S. ZOLLIKER / @zolliker)