El Chapo, el Presidente y el general

No se fugó de una prisión de Guadalajara o Matamoros. El escape del siglo ocurrió en el Estado de México, supuestos dominios del Presidente. ¿En qué condiciones ocurrió la fuga del Chapo? En medio de una evidente fragilidad institucional –la relajación de las medidas de seguridad en los penales del país– y de un inexcusable vacío político: Peña volaba a Francia y el secretario de Gobernación había llegado en otro avión al país de la Torre Eiffel.

Alrededor de las 8:30 de la noche del sábado, cuando Guzmán Loera alcanzó la libertad por una puertita de 50 centímetros en las regaderas del penal, ninguno de los dos principales hombres del gobierno federal se encontraba al frente del país. Peor aún, tampoco estaban en México los secretarios de la Defensa Nacional y de la Marina, dos irremplazables en la tarea de combatir el narcotráfico, ante la incapacidad de las autoridades civiles.

Forma es fondo, sobre todo cuando se trata de política. En los tiempos de mayor fortaleza del régimen priista –lo digo sin apologías– una frase retrataba la forma, dura como un roca, en la que se conducía el país en las más altas esferas: “El único viaje que hace el secretario de Gobernación, cada dos o tres días, es a su casa”. Eran los tiempos de Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, Salinas y hasta de Zedillo.

Con Fox en Los Pinos, la política, con todos sus círculos de corrupción, ineficacia y otras oscuridades, comenzó además a convertirse en una pachanga, y se hizo común que el secretario de Gobernación asistiera a cortar listones y presidir eventos. Calderón perdió a dos secretarios de Gobernación en accidentes aéreos; se habían ausentado de Bucareli para viajar al interior del país.

En el gobierno de Peña, al desprecio, la ignorancia y la falta de apego a las formas políticas es necesario sumar la frivolidad como norma de conducta. ¿Cómo justificar una comitiva de 400 personas? ¿Por qué viajaban Osorio y los jefes del Ejército y La Marina? Se trataba de una visita histórica, ha dicho Peña. Histórica es ya la fuga del Chapo una noche de sábado en la que el país era gobernado a control remoto.

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¿En qué contexto se fugó el Chapo?

En medio de la disminución de las medidas de seguridad en los penales. ¿Por qué el gobierno peñista desmanteló la Secretaría de Seguridad Pública calderonista? ¿Fue idea de Mondragón y Kalb o de Monte Rubido relajar esos protocolos, incluida la reducción de los controles de confianza en personal clave? El secretario de Gobernación tuvo que estar enterado de esto. ¿O no fue así?

En un país donde impera la falta de voluntad para aprobar políticas públicas que combatan de raíz la corrupción, arraigada hasta el último rincón en todos los gobiernos.

En una atmósfera en la que el secretario de la Defensa lleva dos semanas gritando que las autoridades civiles no cumplen su responsabilidad en la seguridad del país. La fuga del Chapo fortalece esos argumentos. “Nosotros los detenemos y ustedes los dejan ir”, deben haber pensado en París, furiosos, los jefes del Ejército y la Marina.