El reloj de Camacho, por @mariocampos

Que una persona, la que sea, pueda portar un reloj que vale casi 800 mil pesos me parece una locura. No lo entiendo. Me parece absurdo y escandaloso en un mundo con tanta pobreza pero sé que al final cada quien puede gastar su dinero en lo que puede y quiere.

 El problema es cuando quien tiene esa pieza ha sido servidor público los últimos 30 años de su vida profesional. Es el caso de César Camacho, el presidente del PRI que desde 1984, cuando tenía 25 años, ha sido funcionario público, legislador o funcionario partidista.

La historia la dio a conocer hace unos días el diario Reforma quien dio cuenta que además el reloj de 797 mil pesos, el líder tricolor posee otro que vale 725 mil, otro de 646 mil pesos, y dos más de 100 mil pesos cada uno. En total sólo esos relojes – suponiendo que no tenga otros – valen más de 2 millones trescientos mil pesos.

No sé cuál sea el patrimonio familiar de César Camacho. Su declaración patrimonial no es pública y no sé si -como el Presidente Peña Nieto – también haya heredado diversas propiedades. No obstante llama la atención la fortuna que muestra dado que en su curriculum no muestra ninguna actividad en el sector privado, sino una trayectoria dedicada al sector público.

Ha sido presidente municipal de Metepec (tres años), gobernador del Estado de México (seis años), senador (seis años), diputado federal (tres años), funcionario en Metepec y en el gobierno del Estado de México, subsecretario en Gobernación y desde el 2012 dirigente del PRI. Y con esa trayectoria ha acumulado una riqueza que le permite tener esa colección dada su afición al tiempo “y al ingenio humano plasmado en los relojes”, según declaró al diario Reforma.

La historia me recuerda lo que me dijo hace poco un analista político cuando Enrique Peña Nieto anunció que aunque no estaba obligado, haría pública su declaración patrimonial. “¿Sabes por qué insistió tanto el Presidente en que no estaba obligado? Porque le estaba diciendo al resto de la clase política: gobernadores, legisladores y secretarios de Estado, que no tenían nada de qué preocuparse, que no haría nada para forzarlos a que hicieran lo mismo. ¿Y sabes porqué nunca lo llevaría a la ley? Porque sería un escándalo si los ciudadanos supieran con las pruebas en la mano, que casi todos los que han dedicado su vida a la política hoy son millonarios”.

El reloj de César Camacho es un recordatorio de que algo tiene que cambiar en este país, empezando por la transparencia para que los ciudadanos podamos saber – todos – con qué patrimonio llegan los funcionarios a los cargos y con qué se van. Tal vez así no resultaría tan incómodo saber que en este país, algunos de sus representantes van por la vida, por el puro gusto y porque pueden, con 800 mil pesos colgando de sus muñecas.

 (Mario Campos / @mariocampos)