Ese muerto tenía nombre, por @warkentin

Que no sean sólo número.

Hay historias detrás. Corajes. Y hay impunidades.

Veamos. Éste fue un buen hombre. Trabajador, entregado a su familia. Administraba una tienda, allá en el Estado de México, zona conurbada al DeFe (que, para el caso, puede ser tan lejos como la mancha urbana sugiera). En su tienda siempre se encontraba de todo, dicen los vecinos. Clientela fiel, de esa que hasta de lejos llega a comprar. Corren las leyendas, pues. Que la verdura, el azúcar, la fruta. Abarrotes y charla, para eso son las tiendas que están a ras de banqueta y sus conversaciones. Tenía unos cerdos, pa’ la fiesta patronal. Y un perro callejero, de fidelidades volátiles. Habrá manifestado también sus humores encontrados, no sé si enojón o gruñón. Pero justo por eso fue un buen hombre. Que sólo lo bueno se marida en matices.

Entonces llegaron a la tienda. Y algo pasó.

Una banca tirada. Silencio poco claro. Cuando pasaron por él para irse a festejar el cumpleaños de un cercano, ahí estaba. Tirado, en su propia sangre. ¡Cuánta sangre nos sale del cuerpo! Tasajeado, murmuran las conversaciones de banqueta. Que entraron unos, aparentemente a robar. Le encajaron cuchillo, tomaron lo que querían y se fueron. Tampoco es complicado el guión. Sólo que es dramático el contexto.

Tengo referencias sólidas de las personas de las que hablo. Por eso, no me vayan a salir, queridos lectores, con una barbaridad al estilo de “no habrá andado en algo”… que no estoy de humor para necedades [aunque entienda que brotan de nuestros propios susurros]. Del miedo, pues.

Lo grave de todo esto es que no pasará nada. Llegó la policía. Les secuestró la tienda. Culpó a los que pudo. Me dicen que hay un video de una cámara de seguridad, pero pues no se ve nada… porque no se quiere ver nada. Y yo me quedo un poco patidifusa. ¿Qué hago? ¿Señalo a Eruviel Ávila porque es góber del Edomex? Dudo que sirva de algo. ¿Al presidente municipal del lugar? Bueno, ni nombrarlo. No vaya a ser que se quieran vengar de los afectados. Ya sé dónde vives, y de ésta no te escapas. Deja de joder o te va peor. Linduras de esas que pueblan nuestra utopía judicial. Lo peor de todo es que mis cercanos afectados creen que yo puedo ayudar en algo, quesque porque soy “conocida”. Lo que no saben es que entre más conoces, más te hundes en la impotencia.

Cuando la sangre corrió, se abrazaron los vecinos. Ayudaron, rezaron. Eso que queda de la comunidad que fuimos.

¡Jo’er!

Cuánta pinche impunidad.

Y sí, ese muerto tenía nombre.

*******************

SÍGUEME EN @warkentin

(GABRIELA WARKENTIN)