¿Reabrieron la radio?, por @goliveros

Sé -tampoco estoy tan tonto- que el encabezado de este diario el lunes pasado era provocador, incluso lúdico. No obstante, el título hace pensar sobre las múltiples opciones que existen en la radio capitalina y su difusión profusa o difusa.

Sí, la radio juvenil alternativa tiene como ariete a Ibero y Reactor.
Ambas pasan por procesos peculiares en estos días. Ibero, que de forma exitosa ha logrado prodigar el pensamiento universitario de la UIA sin importar donde se viva, deberá demostrar ese mérito a la nueva rectoría de la casa de estudios. Por su lado, Reactor debe, de una vez por todas, definir rumbo y misión, más allá de los nombres nuevos -como Livier Zúñiga- y los talentos que la han abandonado en la gestión de Carlos Lara al frente del IMER.

De hecho, la labor de Lara tiene cosas que comentar. Los cambios en Reactor y en Horizonte han sido polémicos, tanto que se olvida la transformación de radio 710 en una rockola mexicana que, a paso lento, se escucha.
Pero la radio en el DF no sólo es Reactor e Ibero. El trabajo de Antonio Esquinca en Alfa le ha rendido frutos regios. Con la anemia de buenas estaciones en Monterrey, Radio Centro decidió exportar a la Sultana del Norte los éxitos de la muchedumbre. El desafío está bueno.

Radio Fórmula esconde, entre sus estaciones HD, dos productos curiosos, por decir lo menos: Fórmula Rock y una estación totalmente en inglés. La calidad, vale decirlo, no es la mejor. Fórmula apuesta por mayor cantidad de señales en HD y esto rebaja su señal.

Y ya que hablamos de HD Radio, no sólo Radio Formula anda ya en ellas, IMER, Imagen y Radio Centro están en el sistema que, de forma paulatina, cambiará esquemas programáticos y comerciales.
Radio trece insiste. Aunque los escándalos financieros y de falta de pago han sido constante en la estación de Radio S.A., ahora propone un noticiero matutino en la voz de Allan Nahum. La idea no es mala y el estilo puede crecer. A propósito, a su lado está una de las mentes más brillantes y rebeldes de lo que tercamente calificamos como hipsters: Alberto Lujambio.

Así que cerrada, cerrada no estaba la radio capitalina. Tal vez alicaída por la cantidad de cabezas parlantes que responden a intereses particulares y empresariales, tanto en las habladas como en las musicales.
Y ya no hablemos de los programas femeninos, donde se trata a las mujeres como ausentes de criterio.

Ahí sí, la radio cerró hace mucho tiempo.

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(GONZALO OLIVEROS)