Gato encerrado, por @wilberttorre

En México, el avance de una democracia electoral a una democracia de instituciones sólidas y actores políticos ética y moralmente íntegros es entorpecida por una serie de atribuciones ligadas a esa forma singular de expresar la mexicanidad: si eres chiva o americanista, por igual eres naco. El priista es corrupto. El perredista, anarco. El panista asiste a misa y al table dance. Si eres crítico del gobierno, eres un lopezobradorista extremo.

Tanta insidia o confusión merece una reflexión pausada.

Cuando se advierte que las instituciones están socavadas es porque hay hechos que lo demuestran.

Ejemplos:

1.- Cuando se señala al Ejército es evidente que no todos los soldados ni todos los generales son corruptos ni violadores de derechos humanos. Pero casos como el del general Gutiérrez Rebollo, detenido por el gobierno priista de Zedillo acusado de ser cómplice de Amado Carrillo; o el de Tlatlaya, donde un grupo de militares ejecutó a entre 8 y 15 personas en junio de 2014, hacen evidente que la integridad de la institución está comprometida hace décadas.

2.- La declaración del presidente Enrique Peña a un grupo de periodistas (Milenio, 15 de diciembre, columna de Ciro Gómez Leyva): “¿De qué tendría qué disculparme? ¿Acaso de no haber visto en aquel entonces (que la venta de una casa de 7 millones de dólares por parte de un contratista de los gobiernos del Estado de México y Federal a su esposa) podría entenderse como un conflicto de interés?”, representa una aceptación de cargo. El presidente cree que no haber actuado con mala intención lo exime de haber caído en un conflicto de interés, eufemismo del cohecho. Luego entonces, la integridad de la institución presidencial está comprometida.

3.- En las tienditas mexicanas hay colgada una advertencia: “El que fía salió a cobrar”. ¿Por qué habrían de confiar millones de mexicanos en la integridad del SAT, órgano desconcentrado de la Secretaría de Hacienda que persigue a millones de contribuyentes, si el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, compró una casa en Malinalco a un contratista (Grupo Higa, el mismo de la casa propiedad de la esposa del presidente) al que como secretario de Finanzas extendió cheques por los servicios prestados al Estado de México?

En el estado de socavamiento de las instituciones no tienen nada que ver los ingredientes de mexicanidad que descalifican por ser chiva, americanista o lopezobradorista: aquí hay gato encerrado.

(Wilbert Torre)