Me quedo viendo la tele, por @apsantiago

“Sin incidentes violentos, todo en armonía”, informa en vivo Eduardo Calderón, reportero de Radio Levy, al iniciar su cobertura electoral frente a la casilla 0299. En Tecomán -alguna vez edén de Colima con campos de limones, papayas, cocoteros y atardeceres de plata en el mar- la paz es nota.

 Hoy domingo 7 de junio la paz es nota porque tres años atrás a este municipio –antes una serie de huertas apacibles que surtían frutos al país- le empezaron a brotar cabezas, cuerpos, mujeres flotando en ríos. “En Tecomán hay familias destruidas sin deberla ni temerla”, dice tras votar Berta Gudiño, madre de cuatro. ¿Dónde se enquistó la delincuencia? “En (las localidades) Bayardo, Miguel Hidalgo, San Antonio -precisa el médico Mario Sánchez-. No son gente de aquí”. No lo son ni Los Caballeros Templarios ni el Cártel Jalisco Nueva Generación -procedentes de Jalisco y Michoacán- a los que Tecomán les quedó a mitad del campo de batalla. La sangre se democratizó.

Para el levantador de cadáveres de la funeraria Sagrado Corazón, José Flores, recibir “uno o dos baleados al día” no es lo peor: “A los deudos les dicen ‘lo ejecutaron’ y su reacción impresiona”.

El candidato del PAN a la alcaldía, Lupillo García, baja a las 10 am de una SUV Toyota repartiendo abrazos. “¡Sí se puede!”, afirma a un periodista que pregunta si es posible vencer al hampa que también mató a la hermana y sobrina del hoy alcalde Héctor Vázquez, al que busca suceder. De sombrero y botas, el candidato mete la papeleta a la urna y señala al reportero radial: “Este cabrón bailaba con mi esposa en las fiestas de la secundaria. Pinche Lalo, te tengo bien ubicado”, se carcajea ante una bolita de 10 tecomenses. La mujer del político, Judith, no sonríe: “La traigo cortita”, bromea él.

Donde no hay bromas es en las afueras del municipio: en Bayardo, ciclón de violencia, la casilla 0324 es pura tensión. Bajo un mango, una panista, Ángela, recibe consuelo. “Una señora del PRI llegó, le sacó un arma y le dijo: te vamos a matar”, me avisa alguien que sabe que cubro la elección para Newsweek en Español. En la calle Guatemala los votantes sudan bajo las últimas dos horas de sol; Lorena Díaz vota y vuelve a casa con sus dos adolescentes: “No los dejo salir de noche. La calle da miedo”.

-¿El fin de semana?
-Nunca. Si la casa no es segura, imagínese la calle: hace poco entraron a casa de nuestro vecino y lo mataron. No pagó lo que debía.
En la puerta de una de las calles céntricas de Tecomán que patrullan municipales y estatales, el anciano campesino retirado Crescencio López toma el fresco. “Éramos un pueblo libre –relata-: caminabas de noche y los policías te decían: ‘¿A dónde vas?’ ‘A mi casa’. ‘Vete con cuidado’. Nos protegían”.
-¿Ahora?
-Los policías son un problema. Sabe Dios quiénes serán.
-¿Y cómo hace para ser feliz?
-Me quedo aquí viendo la tele: no salgo para no darme cuenta de nada.

(ANÍBAL SANTIAGO)