“Paraíso del crimen… llamado Lázaro”, por @alexsanchezmx

Es sospechoso que después de tantos meses de denuncias públicas y divulgaciones periodísticas sobre el trasiego ilegal de polvo de hierro del puerto Lázaro Cárdenas con destino a China apenas el gobierno de Enrique Peña Nieto haya detenido un buque cargado con 68 mil toneladas de mineral ferroso.

Alfredo Castillo, comisionado para la seguridad de Michoacán, no ha dicho más sobre la captura que supuestamente se dio después de recibir un correo electrónico anónimo de que el buque de origen chino denominado Jan Hua zarparía transportando el mineral ilegal. [Esta historia nos muestra que las aduanas siguen manejadas por el crimen organizado aún con la presencia de la marina, ejército y policía federal].

El funcionario no ha respondido, por ejemplo, de qué minas se extrajo la carga, cómo o quiénes concedieron permisos falsos con los que contaba la empresa asiática para navegar como Pedro por su casa en aguas nacionales, qué tipo de material trajo Jan Hua en su procedencia a México. [Lo que se sabe desde hace tiempo -y la captura del buque muestra que no había equivocación- es que las embarcaciones que se llevaban el mineral entraban con químicos para elaborar metanfetaminas que los Caballeros Templarios después enviaban de contrabando y por la misma vía marítima a Estados Unidos].

Información confidencial revela que la ganancia por cada buque cargado de hierro es de hasta dos millones de dólares y los Templarios supuestamente envían hasta 36 buques al año, es decir la derrama ilegal equivale a unos 72 millones de dólares cada 12 meses nada más por lo relacionado al mineral y sin contar el negocio de las metanfetaminas ni ningún otro material en la rama de la carga y descarga en el puerto Lázaro.

En las horas en que el comisionado Castillo -quien sostiene reuniones periódicas y por separado con líderes de las autodefensas que ante la incapacidad del Estado emprendieron la lucha contra los Templarios- daba a conocer la captura del buque el movimiento de los comunitarios armados, nos mostró la gran fractura a un año y tres meses de su creación.

El ambiente se enrareció en torno a las orillas de Lázaro Cárdenas. No es un secreto que José Manuel Mireles ya no está en la gracia de Castillo. Con Papá Pitufo, en cambio la relación es diferente.

-De que vamos a llegar vamos a llegar. Tenemos que completar la limpia de templarios- me dijo Mireles dos días antes de que Castillo diera a conocer que éste jefe rebelde michoacano ya está siendo investigado por la ejecución de cinco civiles armados caídos en un reten en Chuquiapan, a 40 kilómetros del puerto Lázaro, que impedían que el grupo de Mireles avanzará hacía allá.

Papá Pitufo bajaba de una camioneta Durango color negra en el cruce de Cuatro Caminos, ese punto geográfico que es clave en Michoacán porque conecta con Uruapan, Apatzingán, Morelia y el puerto Lázaro, cuando le pregunté si los autodefensas entrarían al puerto.

-Ahorita no me preguntes de eso- contestó un poco molesto el hombre bajito y barbado. No quiso decir más y se subió a su camioneta que luego se perdió en la profundidad de la carretera que conduce a Chuquiapan.

 (ALEJANDRO SÁNCHEZ / @alexsanchezmx)