“Somos un montón de gente”, por @jorgepedro

A usted, señor, quiero hablarle. Y también a usted, señora. No tardaré demasiado, será en un plisplás, de veras. ¿Alguna vez han pensado que la ciudad no es de ustedes, que es de todos y de nadie, tan ajena como propia? Como los elevadores o los espacios comunes donde nos decimos hola. Como el transporte público, por poner un ejemplito.

Un caso: si un pasajero trae una mochila en la espalda, ¿no sería más conveniente si la pone entre las piernas? Todo un arte es estorbar. Otro más de nuestro metro, en la escalera eléctrica: el del usuario inconsciente que obstruye el paso de todos, el que se pone adelante y no permite pasar.

¿Y qué me dicen del súper o de abordar un avión? No estamos solos, colegas: es preciso cooperar. Observar alrededor, darnos cuenta de los otros. Somos un montón de gente. Si no estorbo ayudo mucho. ¡Si no me quejo también!, así que aquí me detengo.

Mucho mejor proponer. ¿Qué hacer?, ¿por dónde empezar? Cerca de uno, puede ser. Por ejemplo esa señora, yo sé que la pueden ver, la del vestido amarillo, la que no puede comer en los sitios que reseñan en este bonito diario. ¿Qué nos cuesta no ignorarla? O tu papá o mi mamá, ellos sí podrían pagar, pero nunca les llamamos. O el pasajero del metro con la mochila en la espalda, que hoy duerme en el hospital porque a su abuela la operan mañana que salga el sol. Escuché de unos tipazos que este viernes se verán en la fea zona de urgencias del Hospital General para repartir comida a los familiares tristes a las nueve de la noche. Cualquiera puede llegar.

Y uno, tonto, que se queja de las personas que obstruyen las escaleras del metro, como si uno fuera el dueño. ¿De dónde sale la idea de que vivir en el DF se trata de competir?

También resulta importante ayudarse a uno mismo: ¿qué tal borrar a esa gente que sólo se queja en Twitter o evitar a las personas que honestamente nos chocan? Me atrevo a recomendar incluso que abandonemos todos los malos trabajos que no nos hacen felices. ¿Quién dice que enriquecerse equivale a vivir bien?

Que sirvan estas palabras para aliviar al lector que hoy necesita un abrazo. No está solo: somos muchos. Somos un montón de gente. ¿Qué vamos a hacer con eso?, ¿o quejarnos o ayudar? Nadie estorba, nadie sobra. Como la gente en el metro.

Como las ocho sílabas de un sencillo octosílabo.

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(JORGE PEDRO URIBE LLAMAS / @jorgepedro)