Un gobierno de mentira, por @Alexxxalmazan

Nuestro Señor Chicago de los 30’s sostiene que tres narquillos de baja monta le contaron que ellos, junto con otros cuantos, quemaron con diesel a los 43 normalistas desaparecidos, pero para que esto suceda, según físicos de la UNAM, se requieren dos tráileres de leña y 53 kilogramos de gas por cada estudiante; o en todo caso, 995 llantas de transporte de carga. Por si fuera poco, aquella noche del 26 de septiembre, llovió hasta que se desfondó el cielo. Señor Chicago también ha dicho que “gracias a dios” el Ejército no participó, pero una investigación reciente del semanario Proceso nos dice que el Batallón 27 y la Policía Federal sí estuvieron involucrados. Los padres de los normalistas han resumido la historia del basurero como un montaje de la PGR.

 Señor Monex nos dice que hay un complot en su contra, pero lo que hay es un país indignado, fastidiado de la violencia y la impunidad. Todo fue un proceso que quizá empezó con la Caravana por la Paz: el recorrido del poeta Javier Sicilia nos enseñó que los muertos y desaparecidos no eran solo narcos, como decía el pobre diablo de Calderón; luego vino el 132, que sacó del marasmo a los universitarios. Y la clase media —por culpa, por solidaridad, por cansancio o qué sé yo— hoy ha tomado las calles. Quizá la Nomenclatura se esté beneficiando de este asunto (el Grupo Atlacomulco se peleó con Salinas y ha marginado al otro PRI, igual de hampón). Quizá estos ajustes de cuentas entre la podrida clase política haga que Ayotzinapa y sus consecuencias se mantengan en las noticias. Lo que no debemos de aceptar es que la Nomenclatura se apodere de nuestra indignación. A esa mafia también hay que echarla.

Actriz de Reparto nos dice que la casita de las Las Lomas la compró con el sudor de su frente, pero sus explicaciones en horario triple A no han convencido ni a quienes vieron todos los capítulos de La dueña. El casero favorito de Los Pinos, Juan Armando Hinojosa Cantú, es el propietario, aval y agiotista de la casita, y aún así dicen que no hay conflicto de interés.

Don Hacienda nos dice que no era funcionario cuando Hinojosa Cantú le vendió una casa, pero en octubre de 2012, fecha en que la adquirió, Don Hacienda trabajaba en el equipo de transición. Este señor nos dice además que nuestra economía va bien, pero a los gringos les confiesa que estamos en crisis y maldito el dólar que ronda en los 15 pesos.

Chino Herrera, alias Chong, nos dice que los asesinatos van a la baja, pero en 23 meses han matado a más de 42 mil personas. En sus discursos, Chino también nos ha dicho a su manera que él es el otro brazo operativo de Señor Monex, pero cada vez son más los rumores de que, en realidad, está trabajando para que caiga su compadre (Señor Monex rebautizó a uno de los hijos).

Comisionado nos dice que Michoacán está en paz, pero las autodefensas han vuelto a surgir, la Tuta sigue cagado de risa, y las metafetaminas no dejan de llegar en barcos chinos a Lázaro Cárdenas.

Resumen:

Este gobierno es de mentira. Y querrá recuperar la credibilidad a punta de federales, periodicazos y olvido.

Posdata:

En el barrio donde crecí hay un tipo que desde junio organiza las posadas. Supongo que la de hoy, la primera, la hará él y se emborrachará como es su costumbre. Vendrán el ponche, las piñatas (las de Señor Monex cuestan 400 pesos; las vi en La Merced), la cena, los abrazos, las uvas y todas esas cosas que hacemos en diciembre. Solo un favor, si se puede: hay que seguir en las calles. Hay que decirles a estos salvajes que no estamos dispuestos a olvidar.

(Alejandro Almazán)