“¿Empezamos a preocuparnos?”, por @Ruleiro

Todo el sexenio pasado las autoridades de la ciudad nos repitieron hasta el cansancio que nuestra ciudad es segura, inmune a la violencia generada por el crimen organizado que ha arruinado la vida diaria en muchas ciudades de nuestro país. Y sin embargo, la realidad parece ser otra.

Cada día hay nuevos incidentes que contradicen este discurso. No vivimos en una burbuja de buena ondita ciclista y cultura libre a diestra y siniestra. El suceso más reciente —once (o trece, de acuerdo a algunos reportes) jóvenes que desaparecen el domingo de un after de la Zona Rosa y hasta la fecha no sabemos nada sobre su paradero— es de escándalo. Y la respuesta de la autoridad a los padres que naturalmente están consternados ante los sucesos inquieta: no saben nada.

A este suceso habría que sumarle el de hace unos días: el cadáver con un balazo en la cabeza que apareció en una esquina sumamente concurrida de la Condesa. A esta persona rápidamente la involucraron con actividades de narcomenudeo, pero sin presentar evidencias solidas de que ese hubiera sido el móvil de su asesinato.

Poco faltó para que el gobierno de la ciudad declarara que no nos preocupáramos, que solo son delincuentes matándose entre ellos, como lo hizo alguna vez Calderón. Aunque efectivamente ese fuera el caso, saber que uno de los barrios más concurridos de la ciudad ya es campo de batalla de narcomenudistas (que además actúan impunemente) resulta aterrador.

En cuanto al grupo de jóvenes presuntamente secuestrados el domingo, algo parecido parece estarse cocinando: las autoridades dicen que están investigando (según reportes periodísticos) sus antecedentes penales y su modus vivendi, lo cual yo interpreto como que están viendo si son malandrines para lavarse un poco las manos. Sí, soy malpensado.

Hace una década, en una visita a Monterrey, le pregunte a un amigo sobre los crímenes violentos que con frecuencia empezaban a verse en esa ciudad, en aquellos tiempos súper segura: “No es de apurarse, SOLO se están matando entre ellos”. Años después, el crimen y la impunidad ganaron mucho terreno, se adueñaron de la ciudad y entre las víctimas hubo cientos de personas que ni la temían ni la debían.

Por eso creo —y por eso escribo sobre este tema en esta columna— que debemos estar pendientes de lo que está pasando y exigir respuestas prontas. Pedirle a la autoridad que sea puntual, que no eche choros frívolos, que no criminalice a las víctimas sin pruebas contundentes y en su urgencia fabrique culpables, como hemos visto que lo hace. Vamos a ver si lo logra.

Mientras, que se guarden el discurso de que esta es una ciudad segura hasta que de verdad lo sea. En tanto -lo más importante- esperemos que los desaparecidos de la Zona Rosa estén bien.

¡Anímate y Opina!

*Rulo, Raúl David Vázquez, director editorial de La Semana de Frente. Locutor en Reactor 105.
(RULO)