Juguetes como premio, ‘arma’ de doble filo

“Si te portas bien, te compro un juguete”. ¿Alguna vez le has dicho esta frase a tu hijo o sobrino? Utilizar este tipo de condicionantes para buscar conductas deseadas en los niños podría traer consecuencias que se trasladarán hasta su adultez.

Premiar a tu hijo con algo material por cada acción buena que realice no es la mejor estrategia. La sicóloga y especialista en niños Katia Villafuerte recomienda que si se pretende recompensar a un menor con un juguete, se haga por actos constantes y no por un solo evento, como hacer la tarea o levantar sus juguetes.

“Lo ideal es que los niños no aprendan a reproducir conductas o comportamientos únicamente cuando haya estímulos externos (juguetes u objetos materiales). Si tú lo haces a través de estímulos externos, en el futuro, para requerir esa conducta va a exigir el premio”, señala la especialista.

Villafuerte explica que cuando el niño crezca “va a querer exactamente lo mismo, más dinero, más cosas y cuando no lo tenga no va ser atractivo para él producir una conducta”.

Con el tiempo, los niños comienzan a manipular a los padres porque “se dan cuenta que, si hacen cierta cosa, obtendrán una recompensa”, comenta Tatiana Arévalo, educadora y sicóloga.

“Vivimos en una sociedad de jóvenes que no trabajan ni estudian porque no valoran un proceso, porque quieren que sea inmediata la recompensa. No les hemos podido enseñar a esperar, a ahorrar, a que se requiere de un esfuerzo constante y continuo para lograr objetivos, sino todo lo contrario”, señala María del Carmen Díaz, quien imparte talleres de inteligencia emocional para niños.

Una forma más adecuada de premiarlos, sin que implique regalarles algo material, es utilizar un sistema de fichas. Díaz explica que esta herramienta sirve para instalar un hábito, por ejemplo, para que los niños se laven los dientes sin tanta resistencia. Cada vez que lo haga acumula puntos y al final del período obtiene un premio.

“Una recompensa puede ser tiempo dedicado, ir al parque y jugar un partido de futbol, algo en lo que se dedique tiempo con el niño y que sea especial para él; de esta manera enseñamos al niño a esperar para obtener una recompensa”, señala Díaz.

Tatiana Arévalo sugiere incentivar a los pequeños con calcomanías: “Una buena opción es poner un pizarrón donde anotemos las tareas en las cuales el pequeño muestre responsabilidad, esfuerzo, etc, y cada vez que lo haga pegar una calcomanía”.

No se trata de prohibir por completo los regalos materiales, sino limitarlos. Villafuerte señala que los niños que reciben incentivos físicos (juguetes, dulces, dinero), pero a los que también se les enseña a valorarlos, tendrán una perspectiva más racional de su entorno.

¿Y SI QUIERO REGALARLE UN JUGUETE?

Si los padres optan por comprarle un juguete de forma ocasional a sus hijos, estas son las recomendaciones de los especialistas consultados por máspormás:

Deben establecer un límite de gasto destinado a los niños y respetarlo, aunque sus posibilidades económicas sean mayores.

El juguete debe ser adecuado para su edad y etapa evolutiva.

Analizar si el niño está pidiendo el juguete o lo compro porque es algo que me hubiera gustado tener en mi infancia.

Buscar un juguete funcional y que ayude a desarrollar su creatividad y a sociabilizar.

Regalos con los que puedan jugar con sus padres o familia.

 (KAREN ANDRADE)