“Los costos de luchar contra la corrupción”, por Mauricio Toledo Gutiérrez

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 Luchar contra la corrupción tiene costos en la imagen pública. Se inicia una campaña negra en mi contra, ya que cambiar las viejas tradiciones de un sistema político conlleva reacciones virulentas. Sin embargo, desterrar estas prácticas de la sociedad requiere esfuerzos que vale la pena enfrentar.

La corrupción es un complejo fenómeno social, político y económico que afecta a las instituciones democráticas, desacelera el desarrollo económico y genera inestabilidad política. El verdadero costo de la corrupción se refleja en la falta de ética, el cinismo y el adormecimiento de la actividad empresarial y política, y en la ausencia de participación ciudadana en un sistema que la sociedad considera podrido.

Uno de los principios que me llevaron a militar activamente en la vida política es el de transformar nuestra sociedad, para beneficio de todos y poniendo énfasis en los más desprotegidos. Las injusticias, las desigualdades y la corrupción del Estado son los motivos que desde mi primera juventud me hicieron pensar en que el mundo podía ser diferente, que había muchas cosas por cambiar en mi ciudad y mi  país.

En mi trayectoria como servidor público no tengo nada que esconder y nada de qué avergonzarme. Así lo demostré cuando fui diputado local y después federal, cuando participé en clausuras ciudadanas a giros de alto impacto, enfrentándome a grupos de poder.

Por ello, desde que asumí la jefatura delegacional en Coyoacán el 1° de octubre de 2012, emprendí una lucha frontal contra el sistema de corrupción en todos sus niveles y sectores. Sería una incongruencia que, estando al frente de una de las delegaciones más informadas de la Ciudad de México, no hiciera lo necesario por transparentar lo concerniente al ejercicio gubernamental.

Una de las primeras instrucciones que giré al personal encargado de las verificaciones a establecimientos mercantiles y obras fue que, sin excepción alguna, nadie puede pasar por encima de la ley ni dar prebendas para agilizar trámites.

En Coyoacán no permitimos la operación de un sólo establecimiento de los conocidos como “table dance”,  ni giros negros. Sostenemos una lucha frontal contra la venta de alcohol a menores, sobre todo en los entornos escolares de educación secundaria y media superior. Se redujo el número de “chelerías” en zonas como Eje 10, Escuela Naval Militar, Copilco Universidad, Calzada de las Bombas y Cafetales, entre otros puntos conflictivos de la demarcación, y damos cuenta de más de 106 verificaciones a obras y 65 verificaciones a establecimientos mercantiles.

Decía Valentín Campa que todo militante que quiere transformar la sociedad, para hacerla más justa para todas y todos, debe empezar por su propia casa, por vivir en una casa de cristal, donde cualquiera pueda observar hasta el rincón más escondido bajo el escrutinio más severo, para que la misma sociedad pueda dar cuenta de la transparencia de sus actos.

En la estrategia que se adopte para combatir la corrupción es indiscutible la importancia del fortalecimiento de la justicia. La moralización del estado tiene que ir acompañada por la moralización de la sociedad en general, porque enfrentar la corrupción es compromiso de la ciudadanía, con una estrategia  posible, concreta y manejable para todos.

Habrá agresiones y descalificaciones, habrá muchos intereses que no compartan mis acciones, sin embargo, lo que importa es que alguien asuma la lucha contra la corrupción. Vale la pena enfrentar los costos de luchar contra este mal, siendo así, yo los asumo.

*Delegado en Coyoacán

(Mauricio Toledo Gutiérrez | MÁS POR MÁS)