“San Lázaro sin resurrección”, por @JorgePedro

Pobrecito de San Lázaro, que no tiene quien lo levante y haga andar, ni INAH ni JHS ni acrónimo alguno, y eso que de hablar, gustoso nos relataría la mucha nobleza y lealtad que ha observado por siglos desde el extremo oriental de la calzada más añeja del continente, ahí por el albarradón, la garita y el quemadero (para sodomitas) del mismo nombre, donde en el siglo XVI terminaba el islote y los patos se acercaban a los hombres y los hombres se alejaban de la lepra o por la lepra.

El templo de San Lázaro se dedicó en 1572 como parte del leprosario fundado hacia el mismo lugar que Hernán Cortés escogió en 1522 para construir el primer edificio mestizo de la Ciudad de México, antes incluso de que esta se trazara: el fuerte de las Atarazanas. (Inicialmente el leprosario estuvo en la Ribera de San Cosme.)

Esto lo testimonia una placa en la fachada del ex templo ubicado en Alarcón 45 en el barrio de San Lázaro, cercanísimo del Centro, hoy conocido con el nombre de colonia 10 de Mayo, en el rumbo en el que Elena Poniatowska conoció a su Jesusa Palancares y los mexicas a su Llorona. Pero ni quien se acuerde de nada. Pobrecito de San Lázaro que ya no va a poder levantarse.

Una ventaja de trabajar de cronista es que uno puede meterse en donde no le llaman porque en realidad todo le llama. Es el caso del que escribe, de apellido Llamas, con el ex templo de San Lázaro, atrapado en medio de un estacionamiento. ¡Cuántas ganas tenía de conocerlo de cerquita!, pero la primera vez me recibieron con un no de fuego, la segunda con un regrese usted mañana de tierra y la tercera con un lo que pasa es de que la secretaria acaba de irse de agua fría.

Sin embargo no hay plazo que no se cumpla ni capillita a la que no le llegue su croniquita, así que por fin me dejaron entrar. Afortunadamente la secretaria en cuestión no era una lady San Lázaro, como me temía, es más, resultó ser una señorita amable y enterada, aunque eso sí, no vaya a tomar fotos porque para eso se necesita un permiso y el licenciado no está, y ojalá no se ponga a escribir mal de nosotros como una vez hizo otro periodista que insistió igualito que usted.

Entonces me enteré de que esta señorita que no es señorita, sino señora, está casada con un señor que pasó su infancia en la zona y fíjese que de niño se metía a jugar al edificio que está detrás de la iglesia, que era el hospital para leprosos, y según él había objetos muy antiguos como juguetes de madera y no sé qué tanto. Agradezco que la gentil secretaria me haya permitido entrar, a pesar de que no hubo nada especial que ver, sólo escombro, basura y un olvido de fuego, tierra y agua fría.

Queda claro que a este ex templo no lo visitan ni los fantasmas, con todo y que los Rolling Stones grabaron en su interior el videoclip de “I Go Wild” en 1995. Es una lástima que ya nadie pele a San Lázaro, famoso en el XVIII por su Señora de la Bala y su Santo Cristo del Balazo. Pero nadie nadie.

Se diría que entre sus paredes continúa la lepra. O el destino del patrimonio de nuestra ciudad.

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*Jorge Pedro Uribe Llamas estudió Comunicación. Ha trabajado en radio, revistas y televisión. Sus crónicas sobre la Ciudad de México están en jorgepedro.com.

(JORGE PEDRO URIBE LLAMAS)