“Vayamos por los papis”, por @APSantiago

Su papi era Mario Moya Palencia, Secretario de Gobernación. Su papi era la mano derecha del Presidente Luis Echeverría, el vigía de la seguridad interna, el que publicaba las leyes, el que espiaba subversivos para triturarlos con el terrorismo de Estado si así era menester.

Mario Moya Ibáñez “El Gordo”, joven hijo del Secretario, entró una noche de hace casi 30 años al Baby’O, la disco acapulqueña que ha sido reino de poderosos. Esa noche, uno de los guaruras de Moya, un tipo de dos metros apodado El Chiquilín, se quedó afuera e invitó hot dogs a varios empleados. De pronto, vio que un auto se estacionó detrás del de su jefe: “Váyanse a la chingada”, les gritó. Del coche bajó un chavo: “Quítame si puedes”.

El Chiquilín iba a sacar una pistola cuando un sujeto le disparó y lo mató. El cadenero Lalo López vio que alguien entró a avisar al joven que su escolta ya era cadáver: “Moya salió, dijo: ‘Ah, gracias’ y volvió a entrar al Baby’O”. Siguió bailando tranquilo. “Y después se fue sin pagar”, me confió el gerente Jesús Mondragón “Mamey” para un artículo sobre el antro que publicó la revista Quién.

Andrea Benítez, hija del Procurador del Consumidor, puede presumir haber sido diva de una escena pintoresca, indignante y penosa al ordenar la clausura del Maximo Bistrot cuando el dueño no se inmutó con el “no sabes con quién te metes” para que le diera la mesa que quería. Pero no puede presumir ser la primera.

Según antiguos códices, la profesión “hijo de papi” la fundó el PRI en los ’70 y ’80 con retoños míticos, entre quienes destacaban el propio Moya Jr y el temible “Paquito”, hijo del jefe policial “El Negro” Durazo.

“Esos hijos de políticos entraban con (fusiles) Uzi quitando cadenas –me confesó Carlos García, ex gerente del Baby’O-. Alcohol, prepotencia, poder: todo se conjugaba“. Acaso con exponentes menores, la estirpe vive: están los hijos de Zedillo, cuyo guardia hirió seriamente al guarura de U2 Jerry Mele; Pau Peña y “La Prole”, Paulina Deschamps y sus yates. Y tantos otros.

¿Por qué hacen lo que quieren? Enfrentar a un “hijo de papi” puede llevarte a la ruina pues su papi te castigará: lógico que alguien aterrado se deje sobajar.

¿Pero qué opera en sus tiernas mentes? Al sentirse investidos del poder dictatorial de sus papis, aplastan al débil incluso con peor furia que la de sus papis (aunque con menos estilo). No importa su edad: aunque tengan canas siempre son criaturas infantiles que admiran la filosa espada de su papi, y se la apropian para desenvainarla a cada rato. En todo caso, eso no es lo grave: el mundo está lleno de niños malcriados.

Lo grave es que los papis permitan a sus hijos ser “hijos de papi”. Es probable que Andrea haya pronunciado el “no sabes con quién te metes” 23 veces antes que el viernes pasado, y que con los tentáculos de su poder el hoy Procurador salvara a la pequeña. Si tu hijo se convulsiona en la calle porque quiere un globo y se lo compras, el culpable eres tú.

No seamos tan duros con la pobre Andrea. Vayamos por los papis.

¡Anímate y opina!

*Aníbal Santiago en sus inicios fue reportero de Reforma y otros diarios, y después pasó a escribir en revistas como Chilango, Esquire o Emeequis, en la que hoy hace periodismo narrativo. Ha sido profesor universitario y conductor de televisión. Premio Nacional de Periodismo 2007.

(ANÍBAL SANTIAGO)