#columna I El teatro en el mundo

“Allá tienes que ir cuidándote de que no te asalten y acá te pueden tirar una bomba”, dijo mi amiga en una broma ácida y poco divertida. Estábamos en Madrid, un día antes de los atentados del 22 de marzo en Bélgica, y ya se respiraba un ambiente tenso. Sus palabras reafirmaron eso que pensé desde el primer día de viaje: La crisis es mundial e insostenible. Y el “primer” mundo ya no lo es tanto.

Esta es la segunda vez que piso el viejo continente. Vine para participar en el II Congreso Internacional de Teatro Hispánico, que se realizó del 15 al 18 de marzo. Nuevas tendencias en la Université de Strasbourg, Francia. La primera vez fue cinco años atrás, en 2011, es decir, he estado antes y después de que la crisis migratoria se agudizara tanto y se convirtiera en el mayor conflicto que hoy enfrenta la Unión Europea.

Al tercer día del congreso sucedió algo que reafirmó mis pensamientos: un supuesto atentado de bomba en el edificio universitario donde se realizaron parte de las jornadas académicas nos impidió continuar. Desalojo, cambio de sede y militares en las calles fueron algunos de los ‘decorados’ de esta paranoica atmósfera.

Afuera de la otra sede había una manifestación estudiantil en contra de la reforma laboral propuesta por el gobierno de François Hollande que puede generalizar la precariedad. El rechazo a esta reforma ha destapado diversos malestares sociales que se han congregado en la movilización lanzada bajo el hashtag #NuitDebout que hoy tiene lugar en diversas ciudades francesas y euro- peas, cuyo eco remite a los indignados españoles.

Volvemos a España, donde mi amiga vive desde hace cuatro años y donde a los españoles se les cuela el racismo en cada caña. “No hay empleo y todavía vienen a quitárnoslo”. La crisis y todos los problemas son culpa de los migrantes. Pocos se dan cuenta de que el fenómeno es causa y consecuencia. Para mí fue clara la expresión de un hombre sirio: “¿No nos quieren en Europa? Detengan la guerra”. Quizá así sí podría ser todo diferente.

P.D. ¿Y el teatro hispánico y sus nuevas tendencias? Las representaciones se están desmoronando. Y la teatralidad refleja eso.