Iris

Los documentales de los hermanos Maysles son un viaje a los bordes de la sociedad para encontrarnos con la humanidad de los parias. Los vendedores de biblias en Salesman (1968), las parientes perdidas de Jackie Kennedy Onassis en Grey Gardens (1975) y los hippies desengañados en Gimme Shelter (1970); son soñadores y rebeldes condenados al fracaso en un mundo demasiado real.

Albert y David Maysles observaron a todos ellos en un intento por comprenderlos durante una de las carreras más emblemáticas del Direct Cinema. Iris (2014), la más reciente película del más joven de los Maysles, Albert, busca la redención de los raros con el retrato de su monarca incontestable: Iris Apfel.

Carismática e idolatrada, Iris, un ícono de la moda, es uno de los personajes más alegres de los Maysles. Ya sea que aparezca en una fiesta donde Kanye West la saluda con emoción o adquiriendo collares en Harlem, Iris, con su cabello morado y su mezcla de Gaultier y ropa de un dólar, es tan excéntrica como original. De joven, Frieda Loehmann le dijo: “No eres bonita y nunca lo serás pero tienes estilo y eso es más importante”. Su legado es el desprecio a la belleza estereotípica del cuerpo. El estilo es una construcción que refleja el espíritu. Iris ni siquiera debe su fama a su trabajo: se la debe a su forma de vestir.

Maysles captura a su protagonista como una reacción al consumismo, donde las cirugías y las grandes marcas dan estatus. Iris, rebelde, regatea y se queja de la homogeneidad en el vestido.

Pero el ícono también es vulnerable. Ante la idea de la muerte, Iris a veces hace bromas pero en otras enmudece. El dolor más grande en su vida lo provocaría la muerte de su esposo, Carl. Gracias a Maysles, su amor es una imagen reconocible entre lo idóneo y las peleas por el yogur.

Tan cerca y tan lejos, Iris es una extraña y una imagen de nosotros.

Se exhibe el martes 5 de enero. Sala 6, a las 18:30 h. en la Cineteca Nacional.