Jauja: comida que cambia todos los días

“¡Salió pizza! ¿Quién quiere?”, grita Rigel, con la filipina cubierta de harina. Tres comensales levantan la mano. La sirve y pronto se escuchan los “¡Uf!”, “¡Wow!”, “¡Mmmmmm!”, “¡Estás cabrón!”. Pero él no escucha, porque ya está muy concentrado metiendo el siguiente platillo al horno de piedra.

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Aunque los ingredientes varíen, la pizza es un platillo recurrente. La base por sí misma es una delicia, está hecha con masa madre y es ligeramente ácida. 

 

Jauja es el nuevo restaurantitito de Rigel Sotelo, un joven y talentoso chef que antes tuvo Sinestesia (un sitio espectacular en la colonia Roma que por desgracia cerró) y que participa en las catas y maridajes de la Logia de los Mezcólatras, además de otros proyectos de gastronomía experimental. Esta vez cumplió uno de sus caprichos: tener un espacio de “cocina del día”, donde absolutamente todo cambia y cada tarde (incluso cada hora) es una oportunidad única de probar un platillo… porque nunca más se preparará. “Yo creo que la estandarización es enemiga de la calidad… Y además, así no me aburro”, dice Rigel.

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Flores de calabaza rellenas de salsa de huitlacoche y queso gruyere con pesto de pápalo: con esto nos recibió Jauja. 

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Como muestra de lo que podrás probar, aquí un plato de cabeza de lomo de cerdo en adobo de tascalate y albahaca fresca.

Diariamente, Rigel se despierta temprano para ir a algún mercado, que puede ser la Central de Abasto, La Viga, el de Medellín, Jamaica o La Merced, para buscar los ingredientes más frescos. Hace el mandado y se va a cocinar. Inventa recetas al momento, improvisa desde el agua hasta los postres.

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Mango al horno con chocolate blanco y clavo, ¡qué difícil pensar que nunca lo volveremos a probar! 

 

No hay un menú ni un orden. Así es el sistema: llegas, te sientes y te sirven tu agua del día; entonces empiezan a salir platillos que Rigel va anunciando. Tú levantas la mano y dices “¡Yo quiero!”. Y luego otro y otro. Así, hasta que sientas que ya comiste suficiente. No se cobra por volumen, sino por asiento: sólo 130 pesos. La relación precio-calidad es una locura. Por eso te pedimos que no te pases de lanza, ¡no hagas quebrar este lugar tan rico! Además, es chiquitito, le caben apenas 10 personas, y para cuando estés en modo gula seguramente ya habrá una fila hambrientos afuera esperando probar las locuras del día.

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Jauja
Irlanda 17, San Andrés Coyoacán.
Lunes a viernes de 13:30 a 17 h.