Mucho gusto, Lázaro

“Ay, ya estuvo bueno de bares bonitos, decorados con plantas y espejos, y que tienen nombre de señor venerable. Qué flojera”, le dije a mi novio mientras pasábamos por Lázaro, una nueva apertura en la Roma que sonaba a pan (artesanal, goooeeei) con lo mismo. A pesar del recelo, teníamos hambre; era martes y era tarde, casi todo había cerrado ya. Decidimos darle una oportunidad.

En cuanto entramos, nuestra impresión cambió. Detrás de la barra estaba Khristian de la Torre, uno de los mejores bartenders de la ciudad, a quien los defeños ya habíamos visto preparando cocteles en Artemisia, Gin Gin, Sesame, Merotoro y, según cuentan los que sí “están en la lista”, el M. N. Roy. Teniéndolo a él como socio, tan perfeccionista y aventurero, no había forma de que el lugar fuera malo.

La carta está compuesta por platillos mexicanos, con especial énfasis en el sureste. Empezamos con la crema de a-han, de maíz tostado con chiltepín, que todavía no les queda tan rica como suena –confiamos en que la mejorarán: hay que darles chance porque acaban de abrir y todavía están ajustando detalles–. Los platillos que sí nos fascinaron fueron el ceviche de camarón, el arroz charro y las enchiladas Lázaro, de cochinita con crema de pibil. ¡Y los postres! El flan de caramelo con alcaravea es celestial.

Hay cerveza artesanal Buenasuerte y vinos del Valle de Guadalupe, pero con Khristian ahí, hay que echarse unos cocteles. La Mimorra es vino espumoso con mermelada de jengibre, espuma de jengibre y cardamomo; supongo que de día sienta mejor, pero yo me la eché en la noche porque YOLO. Para el calor, el Blanco de verano (vino blanco, toronjil, miel, frambuesa, hierbabuena, naranja y soda) o el Bandido (vino tinto, vermouth, cedrón, toronjil, limón, naranja, toronja y soda) hacen el paro. Tampoco hay que perderse los tragos con pox, un aguardiente chiapaneco elaborado con maíz, ni el Pulquecito de Cacao o el Tepache Lázaro, que le dan un giro creativo a estas de por sí riquísimas bebidas fermentadas.

Próximamente habrá un bar en la planta alta, con destilados de la casa (“Ese alambique no es de adorno”, nos dijo Khristian, emocionadísimo), pero todavía están trabajando en él para que quede impecable. Por lo pronto, nosotros aprendimos la moraleja: no hay que juzgar a un libro por su portada ni a un negocio por su apariencia hipster-bonita, porque detrás de las plantitas y la luz tenue, podría haber un gran concepto.

 

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Lázaro Comedor & Bar
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Lunes a sábado de 13 a 02 h.
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