Un rockero incombustible

El pasado 28 de diciembre, pocos días después de haber cumplido 70 años, Ian Fraser Kilmister, mejor conocido como Lemmy, fue declarado muerto a causa de un agresivo e intempestivo cáncer.

Para muchos significó una gran pérdida, pues el bajista británico fundó una de las bandas más importantes del heavy metal que, después de cuatro décadas de existencia, seguía llenando foros. Pero la historia de este hombre que se convirtió en un mito del rock empieza en los años 50, época en la que ni siquiera existía este género musical, como relata Lemmy en esta autobiografía.

El swing, el twist y el blues fueron sus primeros acercamientos al camino de la música, que dieron un giro radical cuando asistió a un concierto de The Beatles. Con el álbum Please Please Me aprendió a tocar la guitarra y empezó a buscar su propio sonido.

El consumo de drogas duras, sus encuentros con la policía, la relación con sus hijos regados por todo el mundo, el mito de su sangre intoxicada y mucho sexo se relatan en esta colección de páginas que, más que un libro autobiográfico, se parece a una conversación con cervezas en un bar.