Una bloguera entre youtuberos

El jueves, Chumel Torres celebró que ya tiene un millón de suscriptores a El Pulso de la República, el noticiario cómico de YouTube que conduce y coescribe. ¡Un millón! Hizo un fiestonononón en Sala (no su sala: Sala, el lugar para conciertos, en la calle de Puebla). No invitó al millón entero, pero sí a 1500 personas; una mezcla de fans, amigos y colados.

MIL-QUINIENTAS-PERSONAS.

Entre ellas, Gabriel Quadri, Antonio Attolini y un montón de estrellas de YouTube que no reconocí pero que seguramente ya no pueden salir a la calle sin que una turba de millenials los rodee para tomarse una selfi con ellos.

Llegué tarde, a la medianoche, cuando el reventón ya había arrancado. El cadenero no quería dejarme pasar. Alguien tuvo que salir por mí. Entré y me sentí en el Coco Bongo de Cancún. Pato Watson estaba poniendo música de antro. Estaba tan lleno que temí que alguien me cayera en la cabeza como en concierto de ska noventero. Me fui a refugiar a un rincón.

Me pegó el viejazo (tengo 31). ¿En qué momento el internet se hizo de estas dimensiones? Yo vengo de otra época, la de los blogs. (Favor de leer las siguientes líneas en blanco y negro). Hace 10 años, las reuniones de blogstars (jaja) eran en cantinas del Centro o en bares espantosos de Coyoacán. No teníamos necesidad de más. Nadie nos reconocía en la calle. El internet era chiquitito. Las cifras de clics y views que podíamos presumir se limitaban a decenas de miles… nunca a cientos de miles y mucho menos a millones. Ubicábamos a los que nos comentaban, porque generalmente eran otros blogueros, y aunque fuera por cortesía nos asomábamos a leerlos. Sí, algunos éramos dos tres populares en la “blogósfera” (jaja). Pero al final, las fans número uno siempre eran nuestras mamás.

Eran otros tiempos.

De vuelta a la chumelfiesta: después de estar un rato en la zona general, la de los fans, donde se acabó la chela rapidísimo y todos estaban bebiendo vodka derecho o con cocacola caliente (flashback a la prepa), alguien me metió al VIP. Ya se había ido Quadri (¡y yo que quería mi selfi vaciladora!). No conocía a nadie. Los youtuberos son seres misteriosos y muy, muy jóvenes.

Me fui a formar a la barra por una Coca-Light. Un veinteañero me volteó a ver con cara de “Mmm, te me haces conocida”. Ajá, me dijo: “Mmm, te me haces conocida”. Y entonces, soltó: “¿Cuál es tu canal?”. ¿Canal? “Eeeeem, ¿el 11?” le respondí. Me vio como si le hubiera hablando en otro idioma (¡el de la era analógica!). Abundé: “Salgo en la tele, en Canal 11. O sea, nadie en esta fiesta me ha visto ni por error. Pero hace años tuve un blog que fue muy popular…”. Salió corriendo antes de que yo pudiera empezar a chochear.

(TAMARA DE ANDA / @plaqueta)