Zoé: Un día de noviembre

Un año después de haber ofrecido un concierto en el Foro Sol, Zoé —probablemente la banda de rock más exitosa de la última década— presenta el documento audiovisual de dicho evento 8.11.14.

¿Qué significa que una banda de rock nacional haga un concierto en un escenario de la magnitud del Foro Sol? Es, de entrada, un evento rarísimo. Que yo recuerde, sólo Café Tacvba —festejando 20 años de carrera— y Zoé lo han conseguido. Significa que su música se ha filtrado a la cultura pop nacional, que es parte de la corriente principal.

Lo interesante en el caso de Zoé —y también en el caso de Tacvba— es que llegaron al éxito sin hacer concesiones artísticas. No se puede negar que la maquinaria promocional de una disquera trasnacional brindándoles apoyo les ha resultado fundamental. Tampoco ha sido menor tener como managers a tipos muy poderosos, experimentados y capaces. Sin embargo, su música no ha dejado de ser interesante con el paso de los años. Al contrario, Zoé aprovecha sus triunfos para correr riesgos artísticos. No se nota conformismo en su labor. Es como si aún quisieran demostrarle algo al mundo.

Si contrastamos su primer álbum —no muy bueno— con esta grabación en vivo (o con Prográmaton, su último disco de estudio) es notable la evolución que han experimentado. Hoy Zoé es una banda de clase mundial.

8.11.14 es una película —que incluso se proyectará en cines— y es un disco. La parte visual no es más que el grupo tocando en vivo y en directo. Hay tomas muy reveladoras, tanto como de lo que pasa sobre el escenario, como lo que pasa debajo de éste. Es particularmente curioso observar cómo el público de Zoé, principalmente adolescentes, elige experimentar el concierto a través de las pantallas de sus teléfonos y no a través de sus propios ojos.

De lo que hace la banda antes y después del concierto no se ve nada. El director, Rodrigo Guardiola, también baterista del grupo, elige mostrar de manera fugaz la emoción que hay en los rostros de los músicos cuando el concierto acabó. Se alcanzan a ver lágrimas en algunos, pero la cámara nunca se detiene ahí. Supondré que ese tipo de escenas se reservaron para el otro documental de Zoé que saldrá el año que entra, el cual sí mostrará las entrañas del grupo. Lo que sí se ve es una banda en plenitud. Y eso, de momento, tendrá que ser suficiente.