Biciescuelas: enseñar a usar la calle

Saber pedalear no es suficiente para adoptar la bicicleta como medio de transporte en la ciudad, hay que estudiar para ser un experto en movilidad en dos ruedas.

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Si te pones nervioso con la sola idea de pensar en andar en bicicleta por las calles de la ciudad, si imaginarte en dos ruedas entre coches y microbuses te aterra o si estás en búsqueda de una opción de transporte que no sea el automóvil o el metro eres candidato a estudiar ciclismo urbano en alguna de las siete biciescuelas de la Ciudad de México.

Una de ellas está en la vieja estación de ferrocarril Santa Julia, en la esquina de Marina Nacional y Ferrocarril de Cuernavaca, en la delegación Miguel Hidalgo. Ahí, desde junio de 2014, se imparten clases gratuitas de ciclismo urbano, de miércoles a domingo.

“La Biciescuela vino a crear ciclistas urbanos y a enamorarlos de la bici. A enseñar que es mejor para la economía personal, que el espacio público también es nuestro, que sí se puede circular con responsabilidad y dominar derechos y obligaciones”, afirma Paola Gómez, directora de la Biciescuela de la delegación Miguel Hidalgo.

Esta es la segunda biciescuela que se consolidó en la Ciudad de México. La primera se creó en 2013, por una iniciativa de la Secretaría de Medio Ambiente del DF (Sedema), frente a la Torre Mayor en Reforma, como parte del Paseo Dominical Muévete en Bici.

Paola recuerda que “este proyecto surgió ante la necesidad de impulsar el uso de este medio de transporte, porque la mitad de los viajes en la ciudad se hacen en coches, el resto en transporte público y menos del 1% en bicicleta”.

Datos de la Encuesta Origen Destino de 2007 muestran que sólo el 0.9% de los viajes que se realizan en el DF se hacen en bici. Las razones, asegura Paola, son que la gente cree que falta infraestructura, que no hay una cultura de uso correcto de la vía pública y que durante 50 años el automóvil logró robarse las calles y se convirtió en un objeto “aspiracional” para la sociedad.

APRENDER A PEDALEAR

Sebastián es un estudiante universitario y hasta hace unos meses no había manejado una bicicleta, ahora todos los días la utiliza para trasladarse por la ciudad.

La curiosidad lo llevó a tomar el curso “Aprendiendo a pedalear”, ahí le enseñaron los conocimientos básicos; siguió practicando hasta que dominó el frenado, las vueltas, manejar sin manos e incluso el “remolque”, como se le conoce a la acción que permite impulsar a otro ciclista.

Sebastián es uno de los cinco mil 500 alumnos que se han sido  capacitado en la biciescuela de Miguel Hidalgo. “Como dicen por aquí: lo difícil no es subirte, lo difícil es bajarte ya que la dominas”, dice.

En 2014, la delegación invirtió 5 millones de pesos para crear el proyecto “Protectora de la Movilidad”, del cual la Biciescuela forma parte; los recursos provienen de la partida presupuestal 4911, denominada “Otras ayudas sociales a personas”.

Por el espacio donde funciona la escuela no se paga renta, los instructores reciben un apoyo de 35 mil pesos anuales y las bicicletas que se usan en las clases fueron donadas por Bio-Bike.
El programa, afirma Paola, se podría replicar en todas las delegaciones. “Lo que se necesita es voluntad. Además, cada delegación está obligada a hacer una inversión en movilidad sustentable”.

Benito Juárez es la otra delegación que tiene su escuela de ciclismo urbano. Está ubicada en las canchas al aire libre del Deportivo Benito Juárez, entre Municipio Libre y Cuauhtémoc, colonia Santa Cruz Atoyac.

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ANALFABETISMO MÓVIL

En las clases de ciclismo urbano, el instructor informa a los alumnos que como ciclistas tienen derecho a utilizar un carril completo. Los alumnos se sorprenden, porque casi todos desconocen que tienen ese derecho. No saberlo es parte del “analfabetismo móvil” —dice Paola Gómez— “no sabemos transitar por las calles que usamos a diario”.

Ruth Meza Junco, subdirectora de cultura y uso de la bicicleta de la Sedema, señala que la apuesta es formar ciudadanos consientes de su movilidad.

“Con estos programas —asegura— queremos difundir la cultura vial, los beneficios del uso de la bicicleta y con ello tener una mejor ciudad en términos de movilidad y medio ambiente”.

Hasta principios de 2014, en el DF sólo existía la biciescuela de Paseo de la Reforma que funciona los domingos. En los últimos meses, la Sedema implementó cuatro más: los domingos, en Avenida División del Norte, a un costado de la Alberca Olímpica; los sábados en la pista de patinaje de este recinto, así como en en la primera sección del Bosque de Chapultepec (Quinta Colorada) y en el bici estacionamiento de Pantitlán; esta última es sólo para niños de 5 a 14 años.

Los libros que se estudian en estas biciescuelas son el Manual del Ciclista Urbano, el Reglamento de Tránsito Metropolitano y la Ley de Movilidad, que se aprobó el año pasado.

“Son los instrumentos claves del proceso. A todos los instructores se les comparten y nos enfocamos, principalmente, en la parte práctica, aquí es donde se nota el aprendizaje”.
Las biciescuelas son también una realidad gracias a las alianzas con organizaciones de la sociedad civil, sobre todo grupos de ciclistas. Las cinco escuelas de Sedema son coordinadas por los grupos “Brújula que orienta al norte” y “Pedaliers”.

Ruth y Paola coinciden en que la educación es clave para mejorar la movilidad en la ciudad a corto y largo plazo.

“Si formamos a las generaciones más jóvenes vamos a tener ciudadanos más consientes. En un futuro podrá haber personas ya más familiarizadas con la bici, consientes de compartir el espacio público”, dice Paola Gómez.

En las biciescuelas, asegura, estamos formando a los más chiquitos para que en el futuro la bicicleta sea su aspiración de transporte y no el coche.

 

DATOS

16.4 kilómetros es la velocidad promedio que alcanza una bici en vía pública.

60 instructores darán clases en la Bici Escuela de Verano.

20 instructores dan clases en las 5 escuelas de la Sedema los fines de semana.

 

¿ERES UN CICLISTA URBANO? PRESENTA EL EXAMEN

Para ser un nuevo usuario de Ecobici ya no es suficiente con pagar la membresía para usar las bicicletas públicas, ahora deben presentar un pequeño examen para demostrar que tienen los conocimientos básicos para conducir una bicicleta en las calles.

Ruth Meza explica que a los nuevos usuarios se otorga una guía sobre sus derechos y obligaciones, después se les aplica un cuestionario y en caso de que se determine que no tienen los conocimientos básicos para salir a la vía pública se les sugiere que asistan a uno de los cursos gratuitos que se imparten en la ciudad.

VIAJES INCLUYENTES

Mario tiene 34 años y una parálisis cerebral que le provoca una capacidad motriz limitada. De lunes a viernes se traslada en silla de ruedas, los sábados y domingos cambia su transporte por una bicicleta.

En la biciescuela de Miguel Hidalgo, desde febrero de este año, se realizan viajes a bordo de bicicletas Tandem –para dos personas— en los que un instructor conduce y el pasajero es un alumno con capacidades diferentes. El nombre de este programa es “Rueda sin límites”.

María Esther Villarreal, madre de Mario, dice que esta actividad sirve como suplemento de la falta de escuelas públicas para personas como su hijo. “Las clases privadas son carísimas y estas actividades lo hacen feliz y lo ayudan con su movilidad”.

Álvaro Pérez también lleva a su hijo que tiene problemas motrices. “Yo intentaba enseñarle, pero es más difícil por la falta de su coordinación motriz. Aquí se le quitó el miedo y ahora domina el pedaleo”, relata.
BICI ESCUELA DE VERANO

Del 18 de julio al 16 de agosto, de 9 de la mañana a 5 de la tarde, en la primera sección del Bosque de Chapultepec se darán clases de ciclismo urbano.

A excepción de los días lunes, el altar a la patria tendrá bicicletas e instructores para enseñar habilidades ciclistas a los asistentes.

También habrá actividades de educación ambiental, cursos para andar en bicicleta a niños y adultos, cuenta cuentos, entre otras cosas.