¿Chilangos, defeños o mexiqueños?

¿Cuál es el gentilicio para llamar a quienes nacieron en en el Distrito Federal? Ni siquiera los lingüistas se ponen de acuerdo.

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Gozo chilango: La ‘fiesta’ en el Monumento a la Revolución es una estampa significativa de los habitantes de la Ciudad de México. Foto: Alfredo Boc.

Chilangos, defeños o mexiqueños. Esto no es la estrofa de alguna canción, más bien, es la danza de conceptos con los que se busca llamar a quienes nacen en la Ciudad de México. Elegir una de esas palabras no es una tarea sencilla.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) incluye tres acepciones para nombrar a quienes nacieron en la Ciudad de México: Chilangos, defeños y mexiqueños.

“Chilangos”, de acuerdo con el diccionario de la RAE, es más bien un mote coloquial que se aplica para todo —incluidas las personas— lo que “pertenece o es relativo” a la ciudad de México. En el caso de “Defeños” y “Mexiqueños”, la RAE señala que las dos palabras se pueden utilizar para referirse a quienes nacieron en el Distrito Federal.

“Mexiqueño” es el gentilicio más reciente. La palabra se incluyó en 2014, en la edición del tricentenario de la RAE, a propuesta del académico mexicano Salvador Díaz Cíntora, quien acuñó el término “a falta de otro gentilicio usual y a semejanza de malagueño, madrileño, limeño, carqueño, quiteño”, según explica en el artículo “De Morales y Morerías”, incluido en el tomo XXVIII de las Memorias de la Academia Mexicana de la Lengua.

¿Cuál es la correcta? Quizá ninguna.

 

PALABRAS ¿DESPECTIVAS?

“Históricamente se nos ha llamado ‘capitalinos’ y todavía ahora, cuando se dice ‘voy a la capital’ se entiende sólo a la Ciudad de México, no a cualquier capital de los estados”, dice Luis Fernando Lara, doctor en lingüística e investigador del Colegio de México.

Quizá uno de los gentilicios con mayor repercusión es el de chilangos, pese a ser una palabra más coloquial que formal.

“Chilango nació como un apodo despectivo para los capitalinos; se ignora su origen; para muchos —como yo— es despectivo, aunque su uso se esté generalizando, pero espero que tal uso no llegue a documentos oficiales, pues sería tanto como decir a los jaliscienses ‘jalisquillos’, o a los poblanos ‘pipopes’, todos insultantes”, dice el lingüista Luis Fernando Lara.

No obstante que el origen de la palabra chilango es incierto, la explicación más aceptada proviene de una anécdota de la época de la colonia en la que los habitantes del puerto de Veracruz se referían a los enviados de la capital como “Guachinangos”.

“Decían ahí vienen los Guachinangos, porque los veían colorados, gordos, resbaladizos, escurridizos, feones. Parece ser que de ahí la palabra Guachinango derivó en Chinango y de ahí chilango”, explica Vicente Quirarte, doctor en letras mexicanas y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

“¿Qué es un chilango para el habitante del interior de la República? Una persona maleada, prepotente, que se siente como los neoyorkinos, dueños de la única verdad”, explica Quirarte.

Pero es poco probable que dentro de la ciudad alguien se sienta ofendido si le llaman chilango. Sobre esto, Quirarte ofrece una explicación:

“Es como la palabra nigger en los Estados Unidos. Entre ellos se pueden decir nigger; un gringo puede decir yo soy gringo, pero cuando un mexicano habla de un gringo es lo mismo que si el estadunidense nos dijera wet back o spic o greaser. Lo mismo pasa con chilango”.

Vicente Quirarte dice: “si usted pregunta en la calle: ‘¿qué prefiere, chilango o mexiqueño?’ pues nadie le va a decir mexiqueño. Además, la palabra mexiqueño suena más feo que chilango todavía”.

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DEBATE ACADÉMICO

El problema para nombrar a los nativos de la Ciudad de México, más que lingüístico, parece ser geográfico.

“No existe una denominación oficial para la capital de la República. No existe la palabra ‘Ciudad de México’, y Distrito Federal es una denominación eminentemente de división política”, explica Vicente Quirarte, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

Un ejemplo de ello es que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) enlista a la capital como Distrito Federal y no como Ciudad de México; del mismo modo, Miguel Ángel Mancera firma los documentos oficiales de la capital como jefe de Gobierno del Distrito Federal, no de la Ciudad de México.

El académico recuerda que cuando Marcelo Ebrard fue jefe de Gobierno del Distrito Federal se envió a la Comisión de Consultas, de la Academia Mexicana de la Lengua, la pregunta de cómo se escribe Ciudad de México. Ahí se consultaron varias fuentes literarias; en la mayoría, cuando se menciona a la Ciudad de México, “la palabra ‘ciudad’ se escribe con minúscula”, cuenta.

Esto significa —explica Quirarte— que no es un nombre propio, lo que desencadena un conflicto ya que Oaxaca es, propiamente, una ciudad de México, lo mismo que Guadalajara o Morelia.

“De todos los académicos de la lengua, los únicos que defendemos la postura de Ciudad de México con mayúscula fuimos José Emilio Pacheco y yo”, comenta Quirarte. El académico recuerda que con José Emilio Pacheco coincidieron en que: “ciudad de México es Oaxaca, ciudad de México es Tampico. O sea son ciudades que pertenecen al país México”.

A pesar de ello el término Ciudad de México se utiliza comúnmente para nombrar a la capital y no a otras ciudades de México.

“Lo interesante es que a partir de la escala de la ‘Ciudad de México’ emergen también una gran cantidad de nombres que tienen que ver, no tanto con la ciudad en toda su extensión, sino con la zona en la que se vive”, dice Miguel Ángel Aguilar, doctor en ciencias antropológicas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

“Entonces puede haber satelucos, romanos —de la colonia Roma—, condeseros o gente de Iztapalapa, es decir, en el interior de la misma ciudad hay muchas formas de nombrar el lugar donde se vive, haciendo referencia a una escala más pequeña; estos nombres tienen que ver con las formas de recrear un atributo de la ciudad”, dice.

En lo que sí coinciden los expertos es que el uso que se de a una palabra es lo que, en la mayoría de los casos, determina cuál es el término más aceptado.

Así que, si naciste en el Distrito Federal, qué gentilicio prefieres: ¿chilango, defeño o mexiqueño?

 

DATOS

8.8 millones de personas viven en el Distrito Federal, de acuerdo con el último censo realizado por el INEGI.

18.9% de los habitantes del Distrito Federal no nacieron aquí, llegaron de otros lugares.

 

¿A TI CÓMO TE DICEN?

De acuerdo con el investigador de la UAM, Miguel Ángel Aguilar, en la Ciudad de México convive una gran cantidad de nombres que tienen que ver, no tanto con la ciudad, sino con la zona donde vives.

*Algunos de los más comunes son Delvallesino, Tepiteño, Iztapalapense, Coapeño, Polanquero, entre otros.

*“Estos nombres tienen que ver con las formas de recrear un atributo de la ciudad desde el humor, el sarcasmo o el autoescarnio”, dice Aguilar.

*Según el investigador, esto es un reflejo de las distintas formas de vivir y nombrar la ciudad a través de esos gentílicos: “Hay diferentes planos de experiencia o de identidad que se juegan allí”.

*Aunque los gentilicios son importantes para generar una identidad, no te preocupes “la ausencia de un gentilicio específico está hablando de la diversidad social que hay en la ciudad”.