El publi reciclaje electoral ¿aplica?

Los tiempos electorales apenas comenzaron y el paisaje ya se llenó de rostros y promesas de quienes buscan ser candidatos a un puesto de elección. Toda esa propaganda política terminará en la basura y provocará problemas ambientales.

Para evitar que esto suceda, el Artículo 39 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales señala que los materiales en los que se imprime la propaganda política deben ser biodegradables, reciclables y libres de sustancias nocivas para la salud o el medio ambiente. Incluso, se solicita a los precandidatos y candidatos un plan de reciclaje de su propaganda.

Sin embargo, entre la legislación y la realidad existe un largo trecho: ninguna autoridad electoral vigila que los candidatos cumplan.

El consejero del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), Carlos Ángel González, explica que sólo si se presenta una denuncia ciudadana sobre el incumplimiento del material utilizado, se realiza una investigación.

González menciona que sólo se verifica que la propaganda política no se coloque en sitios prohibidos por la normatividad, pero no se evalúa si el material es reciclable o biodegradable.

Para mostrar que se cumple con la ley, la propaganda política lleva el símbolo de reciclaje, pero esto no garantiza que los plásticos usados sean tratados para disminuir su impacto en el ambiente.

“Los proveedores del servicio le pueden asegurar a los candidatos o quién esté contratando la campaña que el material es reciclable, aunque no lo sea”, menciona el investigador Benjamín Ruiz Loyola, químico y catedrático de la UNAM.

Ruiz Loyola explica que entre los plásticos más utilizados están los oxo biodegradables, que incorporan partículas químicas que provocan que el plástico se fragmente en pequeños pedazos que se mezclan con otras partículas, y en el suelo “forman capas impermeables que no permiten que el agua se filtre hasta los mantos freáticos. Si los tiran a la basura, van a tapar coladeras y provocar encharcamientos”.

“Al cambiar de tamaño —explica Ruiz Loyola— ya no lo vemos y se cree que el problema ya no existe, sin embargo, el problema es mayor”.

Para el investigador, la normatividad sobre los materiales de la propaganda política está incompleta, porque no establece una metodología que permita demostrar que el material realmente es reciclable: “Mientras se hagan leyes cojas, sólo nos dan atole con el dedo”.

Diana Ponce, exprocuradora Ambiental de la capital y vicepresidenta del Consejo de Administración del Centro de Derecho Internacional Ambiental (CIEL), comenta que la propaganda política debe de evolucionar. En Monterrey o Guadalajara, asegura Ponce, los candidatos usan más anuncios espectaculares, mientras que en la Ciudad de México los plásticos se utilizan sin recato.

¿Y QUIÉN LA QUITA?

Todos los partidos se apresuran a colocar su propaganda política, pero después se olvidan de quitarla. La Ley de Instituciones y Procedimientos del DF resalta que los partidos políticos deben retirar todos sus plásticos. En los procesos electorales del 2009 y 2012, las autoridades del Gobierno del Distrito Federal realizaron esta tarea y no se sancionó a nadie por el incumplimiento de la norma, asegura Diana Ponce, exprocuradora Ambiental de la capital.

DÓNDE SÍ, DÓNDE NO

El código de Instituciones y Procedimientos Electorales del DF establece los lugares adecuados para colocar propaganda y dónde está prohibido.

*Permitido: Postes de luz, vallas publicitarias y anuncios espectaculares y bardas, entre otros.

*Prohibido: En puentes peatonales, bajo puentes, paradas de transporte, árboles y parques, entre otros.

*Lo que no se debe: La propaganda no debe impedir la circulación de peatones ni la visibilidad de automovilistas.

¿Y SI MEJOR LO USAN PARA OTRA COSA?

Algunos capitalinos opinan que la propaganda no es útil y es sólo un desperdicio de dinero.

Paula Emilio

“Creo que, más que propaganda o publicidad, los ciudadanos necesitamos verdaderas propuestas, que los políticos dejen de engañarnos con falsas promesas que se quedan sólo en mensajes de campaña”.

Jazmín Mejía 

“La propaganda electoral simplemente es basura, no es útil. Considero que por ley ese dinero debería de reducirse o redirigirse para atender necesidades, como transporte o mejoras en las colonias”.

Olivia Huerta 

“Es dinero tirado a la basura, en año electoral vemos tantas mantas y bardas con los nombres y fotos de los que buscan un hueso y ya que ganan no les vemos ni el polvo”.

 (Jennifer Alcocer)