Elección sin brillo

Este lunes inician las campañas para elegir Asamblea Constituyente, un proceso en el que muchos no planean votar y que crea enojo.

La Ciudad de México inicia este lunes un nuevo periodo de campañas, en el que partidos políticos y aspirantes independientes competirán por votos para llegar a la Asamblea Constituyente que aprobará la primera Constitución de la capital.

Sin embargo, a diferencia de otros procesos electorales —en los que ha existido interés por conocer a los candidatos y sus propuestas—, en el actual predominan la indiferencia o el franco descontento por parte de los votantes, de acuerdo con los datos de diferentes encuestas.

A principios de febrero, por ejemplo, una medición de la empresa Buendía y Laredo indicó que 46% de los capitalinos cree poco o nada probable participar en la elección del próximo domingo 5 de junio, mientras apenas 31% estimó muy probable acudir a las urnas.

Nicolás Loza, académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), considera que el predominio de este interés se debe principalmente a la combinación de dos factores.

Por un lado, dice, comicios como estos —en los que no se eligen cargos ejecutivos, como jefe de Gobierno y delegados— tienden a ser menos atractivos para la mayor parte del electorado. Por otro, muchos de los electores más informados están molestos con cómo se integrará la Asamblea Constituyente.

A finales de febrero, una encuesta de la empresa Parametría dio a conocer datos sobre este tema. Según la medición, 36% de los capitalinos está de acuerdo con cómo se conformará el órgano y 39% se declara en desacuerdo.

Los inconformes tachan de poco democrático que sólo 60 de los 100 integrantes de la Asamblea Constituyente vayan a ser elegidos por los votantes, en tanto que los otros 40 serán designados por las cámaras del Congreso, el presidente Enrique Peña Nieto y el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.

“No debemos esperar una alta participación”, advierte Loza, quien estima que el porcentaje de asistencia a las urnas rondará 40% del electorado de la ciudad, conformado por 7.5 millones de personas.

María Solange Maqueo, académica del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), declina dar un pronóstico sobre cuánta gente acudirá a votar, aunque coincide con Loza en que el descontento con la integración de la Asamblea Constituyente —uno de los aspectos clave de la reforma política de la ciudad— desincentivará la afluencia de votantes.

“Sin duda alguna, el proceso para elegir y designar a los constituyentes no ha sido el más afortunado […] Además, no debemos olvidar que un gran número de asambleístas, quienes se hacen llamar independientes, estará conformado por exmilitantes de partidos políticos o exfuncionarios”, dice.

De las 50 personas que en marzo obtuvieron el aval del Instituto Nacional Electoral (INE) para reunir firmas de respaldo como candidatos independientes, al menos 28 tenían antecedentes partidistas o como servidores públicos.

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“¿Podemos confiar en ellos?”

Para los analistas consultados, el desinterés por la elección de asambleístas es reflejo de una molestia más profunda, dirigida no tanto hacia esta contienda en particular, sino hacia los problemas de la ciudad y los partidos políticos en general.

“[Existe] la percepción de que los problemas que afrontamos día a día los capitalinos no lograrán resolverse con una Constitución. De hecho, existe un importante riesgo de que ésta se transforme, en su parte dogmática, en un catálogo de derechos programáticos, retóricos, carentes de efectividad”, dice Maqueo.

Eduardo Quintanar es uno de los capitalinos que representan este descontento. Asegura estar interesado en la elección de asambleístas, pero está inconforme con cómo se aprobó la reforma política de la capital porque considera que no se tomó en cuenta la opinión de sus ciudadanos.

“Lo que no me queda claro es por qué tenemos que votar a los que harán la Constitución. ¿Realmente podemos confiar en ellos?”, dice Eduardo, profesor de la UNAM, quien de cualquier modo no podrá votar porque perdió su credencial de elector y el procedimiento para reponerla en el INE actualmente está suspendido.

En este contexto de molestia por parte de la ciudadanía, las campañas se llevarán a cabo de este 18 de abril al 1 de junio.

Durante este periodo, cada partido tendrá tiempo en radio y televisión y podrá gastar hasta 10 millones de pesos para difundir a sus candidatos y propuestas para la primera Constitución de la capital, que deberá incluir puntos como los requisitos para ser jefe de Gobierno, el número de diputados del nuevo Congreso local —que sustituirá a la Asamblea Legislativa— y las facultades de las futuras alcaldías.

El ABC

Estos son puntos clave sobre la Asamblea Constituyente que tendrá la Ciudad:

  • Su conformación está contemplada en la reforma política de la Ciudad de México, con la que cambió el estatus jurídico de la capital y dejó de llamarse Distrito Federal.
  • La Asamblea Constituyente tendrá una breve duración. Se instalará y empezará a trabajar en septiembre de este año y deberá terminar sus actividades a más tardar en enero de 2017.
  • Su función será discutir y aprobar la primera Constitución de la Ciudad de México, que reemplazará al Estatuto de Gobierno del DF y definirá la organización política de la capital.
  • Se integrará por 100 asambleístas, 60 elegidos y 40 designados por el Congreso, el Presidente y el jefe de Gobierno. Todos trabajarán de forma honoraria, es decir, sin sueldo.
  • El organismo sesionará en la vieja sede del Senado, la casona de Xicoténcatl, en el Centro Histórico. Su trabajo partirá de la propuesta de Constitución que presente el jefe de Gobierno.

En cifras

  • 400 mdp se estima que cueste la realización de este proceso electoral.
  • 7.5 millones de capitalinos están en la lista nominal de electores.
  • 60 fórmulas de candidatos presentaron los nueve partidos.
  • 50 personas buscaron ser candidatos sin partido político.

¿Una ciudad con más demarcaciones?

Un punto que deberá definirse en la nueva Constitución de la capital es su división territorial. Esto implica precisar si la ciudad se queda con las 16 demarcaciones territoriales actuales —que dejarán de llamarse delegaciones— o si tendrá más. El PRD planteó este año que sean 23, tras dividir Álvaro Obregón, Cuauhtémoc, Coyoacán, Gustavo A. Madero, Iztapalapa y Tlalpan, pero la idea fue rechazada por otros partidos que creen que esto subiría el número de burócratas y el gasto público.