En busca del Silicon Valley chilango

Expertos señalan que la mayoría de las empresas tecnológicas capitalinas se instala en la Roma y la Condesa por su ubicación y ventajas.

Gabriel Charles llegó al número 196 de la calle San Luis Potosí, en la colonia Roma, hace poco más de un año. En ese entonces apenas había una empresa tecnológica en el mismo lugar. Pocos meses después se sumaron otras, luego otras más, hasta que finalmente llegaron a ser casi 20.

Al menos 10 de esas empresas son startups digitales —negocios nuevos basados en innovaciones tecnológicas—, en las que la aceleradora Wayra, que dirige Gabriel, invierte capital semilla para que terminen de despegar.

Su mudanza de Santa Fe a la Roma tuvo que ver, en principio, con razones logísticas —estar más cerca del centro de la ciudad y por ende de sus alrededores— y, también, con el atractivo especial que tiene la colonia al concentrar a gran parte de las nuevas empresas tecnológicas de la ciudad.

“Como que toda esa zona de alguna forma ha tenido una atracción orgánica de emprendedores digitales, no de manera excluyente a otros sitios como Polanco o las Lomas, pero hay un gusto particular por las personas o por emprendedores por estar en ese circuito (que conforman las colonias Roma, Condesa, Escandón y Juárez)”, dice Gabriel.

Un estudio, realizado en conjunto por la Secretaría de Economía y el Fondo de Desarrollo Social del Distrito Federal (Fondeso), revela que en la Ciudad de México hay alrededor de dos mil negocios relacionados con las tecnologías de la información como el desarrollo de hardware, comercio electrónico, redes de telecomunicaciones y software.

“Estamos hablando de que las empresas grandes que hay en este sector son las menos y las micro y pequeñas empresas —donde se incluye a las startups— son las más”, dice Víctor Hugo López, director del Fondeso, quien estima que cada año se crean alrededor de mil startups, aunque no todas sobreviven.

De acuerdo con un mapeo del Fondeso y la Asociación Mexicana de la Industria de Tecnologías de Información, gran parte de estas empresas se está afincando en la Roma y sus alrededores por la oferta y la calidad de servicios que hay.

“(Los emprendedores) buscan un estilo de vida diferente, buscan espacios donde puedan tener su actividad económica, pero también una calidad de vida que les permita que se mezclen con ese ecosistema, con otros pares, que desarrollen nuevos productos”, explica López.

Una ‘manada’ moderna

Paulina Arreola y su socia, Ellen Dudley, tuvieron la idea de crear un servicio de lavandería on demand. Para nunca fallar con las horas de entrega se hicieron de un equipo de 13 repartidores que llegan a todas partes en bicicleta.

“Si los maestros deciden hacer una marcha, es quincena o llueve, podemos entregar en bicicleta y es muchísimo más seguro”, dice Paulina, sentada en un cajón de madera en el espacio de trabajo que comparte con nueve empresas más.

Antes de llegar a Wayra, cuando idearon la página Lavadero.mx —que emplea a una veintena de personas—, se asentaron en la Roma. Pese a los altos precios de la zona, su iniciativa las llevó ahí en busca de relacionarse con el ambiente emprendedor y tecnológico.

“Estás donde está pasando todo, no te puedes dar el lujo de no ser parte de esta ‘manada’”, sostiene Paulina, quien asegura que utilizan los servicios de entre 30 o 40 startups de la misma zona.

Octavio Novelo, director ejecutivo de ZaveApp —una aplicación que te ayuda a ahorrar de manera impulsiva, sugiriéndote hacerlo justo en el momento en que gastas dinero—, considera que lo atractivo de la colonia es su oferta de movilidad.

Esto se debe, dice, a que la zona tiene estaciones del Metro, Metrobús y Ecobici a unos pasos. Además, permite a las personas rodearse de creatividad.

“El tipo de gente que te rodea son los primeros usuarios de nueva tecnología […] Eso te permite hacer comunidad y hay mucho aprendizaje de tus pares”, dice Octavio, cuya aplicación tiene mil 500 usuarios y el próximo año comenzará operaciones en Estados Unidos y Europa.

Así, en la Ciudad de México, por lo menos en la actualidad, todos los caminos tecnológicos de la capital te llevan a la Roma que, de acuerdo con Mauricio Angulo, vicepresidente de Educación y Cultura de la Asociación Mexicana de Internet, aglomera a buena parte de los espacios de coworking, diseñados para que varias empresas tengan un lugar donde trabajar e interactuar con sus vecinos.

“Al final todos [los emprendedores] quieren lo mismo. Entonces, es un factor importante para la creación de comunidad y para el apoyo de la industria, donde las empresas o los emprendedores no viven solos, sino que se apoyan o se ayudan entre ellos”, considera el especialista.

Parecidos entre el DF y California

De acuerdo con el vicepresidente de Educación y Cultura de la Asociación Mexicana de Internet (Amipci), Mauricio Angulo, el Distrito Federal guarda similitudes con el ecosistema creativo de California, Estados Unidos, donde se encuentra Silicon Valley. Esto se debe a que ambos tienen un alto número de centros de formación técnica y universidades, así como a la presencia de grandes firmas tecnológicas internacionales, que facilitan el acceso a actualizaciones y tendencias globales para los emprendedores.

¿Quiénes son?

Según el consultor Ernesto Piedras, estas son las principales características de los emprendedores creativos y tecnológicos:

  • Trabajan en grupos pequeños. Estos grupos generalmente están conformados en microempresas con entre uno y 15 empleados. De estos empleados, los hombres representan 70% del total y las mujeres el 30% restante.
  • Trabajan bajo esquemas de intercambio de información. Esto significa que se pasan consejos, tienen actitudes colaboracionistas y se complementan trabajos cuando hace falta.
  • Estos grupos de emprendedores tecnológicos se asientan en zonas muy céntricas de la ciudad, con amplios servicios de conectividad y con un ambiente creativo.
  • El 84% de las personas que están en estos grupos tiene por lo menos una licenciatura y es de alto nivel socioeconómico. Por esa razón, estas personas suelen contar con financiamiento familiar.
  • El 80% de estas personas tiene una actividad principal y realiza otras actividades paralelas, encaminadas a complementar su desarrollo profesional.