Larga vida al ajolote

El ajolote, especie única en el mundo por su capacidad para regenerar sus órganos, tratará de evitar la extinción lejos de su hábitat.

Investigadores del Instituto de Biología de la UNAM impulsan el rescate de esta especie que forma parte de la mitología mexica y cuya población ha ido a la baja en los canales de Xochimilco, área en donde hace mucho tiempo reinó.

La estrategia de salvamento de los científicos de la UNAM consiste en introducir 10 ejemplares de ajolotes en pequeños lagos de la zona conocida como Cantera Oriente, en la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel.

“El proyecto tiene como objetivo rescatar la especie y generar una población sustentable dentro de la Cantera de Ciudad Universitaria”, explica Alberto Tovar, investigador del Instituto de Biología de la UNAM.

Tovar comenta que las condiciones del Pedregal lo hacen un lugar ideal para el proyecto, ya que es una zona tranquila donde se puede trabajar con seguridad, a diferencia de los canales de Xochimilco donde, asegura, les han robado varios ejemplares.

 

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La nueva casa del ajolote en el Pedregal. FOTO: REPSA/UNAM

VENTA CLANDESTINA

“El mercado negro del ajolote es muy importante”, asegura Tovar. Incluso, dice, podría estar entre las principales causas de extinción de la especie. “Un ajolote juvenil, en el mercado negro, cuesta entre 600 y mil pesos, un costo que lo hace atractivo para el vendedor”, agrega el investigador.

Además de la seguridad, Tovar destaca que las condiciones físico-químicas de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel permiten al ajolote vivir en forma adecuada.

“Hemos encontrado que cuando no están en cautiverio los ajolotes se desarrollan mejor, su cola se vuelve más musculosa y fuerte por el hecho de nadar libremente y buscar su comida”, explica Tovar.

Pese a ello, el proyecto contempla que los 10 ajolotes de la cantera permanezcan dentro de jaulas, para que puedan reproducirse y no se los coman aves como las garzas. “Queremos una buena población, bastante fuerte, adaptada, y posteriormente incrementar el número de siembras” tanto en el Pedregal como en Xochimilco, dice el investigador de la UNAM.

 

 

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HERENCIA NATURAL Y CULTURAL

De acuerdo al último censo del Laboratorio de Restauración Ecológica de la UNAM (realizado entre 2013-14), en los canales de Xochimilco sólo quedan 0.03 especies por kilómetro cuadrado, cifra muy distante a los 100 reportados en 2008 o de los seis mil contabilizados en 1998 en la misma zona.

El “Proyecto de Cantera”, como se bautizó esta iniciativa de rescate del ajolote, lleva dos meses. Los ajolotes se monitorean cada semana y hasta ahora los científicos han detectado que los especímenes han aumentado su peso en uno o dos gramos, lo cual indica que están adaptándose al lugar.

“Si se pierde la especie se pierde una herencia cultural, es un compromiso moral rescatar al ajolote”, dice Ángel Merlo Galeazzi, maestro en Ciencias e integrante de la asociación civil ambientalista Humedalia.

“Si los ajolotes están bien, su ecosistema también lo está”, dice Merlo Galeazzi. Antes de que se introdujeran a los canales de Xochimilco peces como la carpa y la tilapia, el ajolote era el mayor depredador del lugar. Ahora la situación se ha revertido, hay miles de peces no originarios de los canales del sur de la Ciudad de México y muy pocos ajolotes.

 

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El descenso en el número de ejemplares, explica Merlo Galeazzi, se debe a tres factores: “Su principal amenaza es la urbanización de la zona, una presión que conlleva a la contaminación en el agua, porque las descargas de aguas negras que se producen en las casas van directamente a los canales de Xochimilco”, señala.

El segundo factor de peligro es la gran cantidad de invernaderos que utilizan fertilizantes químicos, los cuales se filtran al agua y contaminan el hábitat del ajolote.

Las especies exóticas que se han introducido a los canales son la tercera amenaza. “La tilapia y la carpa se comen los huevos de los ajolotes, a los ejemplares juveniles y, además, compiten por su alimento”, señala Merlo.

“La única forma de rescatar al ajolote es rescatando su hábitat”, dice Fernando Córdoba Tapia, investigador del Instituto de Biología de la UNAM. Para ello es necesario regresarle a Xochimilco su “vocación” natural.

“El primer paso es recuperar la chinampería, volver a la producción tradicional y orgánica de alimentos”, dice el investigador Córdoba Tapia. Esto debe ir acompañado de más refugios dentro de los mismos canales, donde se garantice una buena calidad del agua, sin la invasión de las especies exóticas.

UNA ESPERANZA CONTRA EL CÁNCER

La capacidad que tiene el ajolote para regener sus órganos o partes de su cuerpo ha llevado a que científicos de diversas partes del mundo se interesen en su estudio. En el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav), por ejemplo, buscan encontrar la clave que hace que las células del ajolote ploriferen sin formar tumores. Eso ayudaría a tener más elementos para combatir enfermedades como el cáncer.
DETALLES DE UNA ESPECIE

Conoce algunas de las características de un rey al que le es difícil vivir en su hábitat:
Nombre científico: Ambystoma mexicanum.

Tamaño: Miden de 25 a 30 centímetros de largo.

Fecundidad: Una hembra pone alrededor de 600 a mil huevos.

Reproducción: Su periodo de reproducción es de noviembre a enero.

Lapso de vida: Hasta seis años en vida silvestre.
Y en cautiverio: Viven de 10 hasta 15 años.

DATOS QUE TE INTERESAN

*0.03 organismos por kilómetro cuadrado se hallaron en el censo de 2013.

*100 ajolotes se contaban por kilómetro cuadrado en 2008.

 

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Fotos 2 a 4: Alfredo Boc/MxM

(Antonio García)