Lo “extremo” atrae turistas

Aunque autoridades han criticado estos tours, extranjeros buscan agencias que los lleven a zonas consideradas inseguras como Tepito y La Merced.

A pesar de que hace cinco años el Gobierno de la Ciudad de México exigió acabar con los tours de “turismo extremo” —en los que empresas ofrecen a extranjeros llevarlos a zonas de la capital consideradas inseguras, como Tepito o La Merced—, estos persisten y cada vez atraen a un mayor flujo de visitantes, según refieren representantes del sector turístico.

En 2011, el entonces secretario de Turismo local, Alejandro Rojas Díaz Durán, se pronunció en contra de este tipo de tours y envió una carta a la agencia Global Exchange Reality Tours, para demandarle que la capital fuera retirada de su oferta de localidades con recorridos “extremos”. Incluso, amenazó con emprender “acciones legales” si esto no ocurría, mientras algunos líderes empresariales desde entonces exhortan a no recurrir a estas opciones.

A la fecha, sin embargo, tanto la compañía con sede en San Francisco como otras más siguen ofreciendo estos tours.

Cindy Malasky, quien atiende las solicitudes que llegan para Global Exchange en América Latina, explica que, para que se organice un recorrido por Tepito, el primer requisito es que haya cinco personas interesadas. Posteriormente, la agencia verifica qué guía tiene disponible para las fechas solicitadas, diseña un presupuesto y pacta un paquete con sus clientes.

Dentro de México, la empresa también ofrece tours a comunidades indígenas de Chiapas ubicadas en zonas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y, a nivel internacional, a regiones con conflictos bélicos y sociales, como Afganistán, Corea del Norte y Haití.

De Francia, China y más

Para que un extranjero consiga un tour por Tepito o La Merced no necesariamente debe recurrir a una agencia desde antes de llegar al país. También puede conseguir uno de estos recorridos una vez que se encuentra en territorio mexicano.

Así fue como Pierre, un joven francés, se adentró en los rincones del barrio bravo de Tepito. Tras llegar a la Ciudad de México a finales de enero, sintió curiosidad por conocer esta zona de la capital, preguntó al personal de su hotel cómo podía llegar y los empleados del local —ubicado en el Centro Histórico— le recomendaron a un lugareño que lo llevó por distintos puntos.

“Me dijeron que era peligroso, pero también que había muchas cosas que ver. La verdad a mí me parece un lugar muy interesante”, dice.

Doña Queta, fundadora del altar a la Santa Muerte ubicado en la calle Alfarería, asegura que cada mes recibe alrededor de 10 mil visitas de fieles a esta figura, a las que cada vez se suman más turistas de diversas nacionalidades.

“Han venido turistas franceses, daneses, turcos, coreanos, chinos y más. Llegan con un traductor para preguntar qué es lo que hacemos. Les llama la atención el folclor”, comenta la mujer, quien considera que el culto a la muerte es uno de los aspectos de México que más atrae el interés de los turistas extranjeros.

“La ciudad tiene otros atractivos”

Gerardo López Becerra, presidente de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México (Canacope Servytur), reconoce que el “turismo extremo” —también conocido como “turismo negro”— es una corriente minoritaria pero importante en el país.

“Es como ir a Brasil para hacer un recorrido a las favelas sabiendo que te pueden asaltar, o ir a Italia y recorrer los barrios sabiendo que los gitanos te pueden robar”, dice el líder empresarial, aunque llama a los visitantes de otras naciones a optar por otro tipo de recorridos.

“No es lo más recomendable. La Ciudad de México tiene otros atractivos que le pueden ofrecer al turista seguridad”, sostiene.

Hace cinco años, Rojas Díaz Durán criticó estos tours bajo el argumento de que hacen ver al turismo como una actividad peligrosa “y el turismo no es peligro”, dijo. En esto coinciden empresarios como López Becerra, pero quienes defienden estos recorridos creen que la gente se interesa más en los aspectos culturales de los barrios bravos que en la actividad delictiva y el peligro con los que usualmente se les asocia.

“Aquí en el barrio tenemos una iglesia que tiene una plaza donde fue atrincherado Cuauhtémoc, otra iglesia donde dio misa Mariano Matamoros, la Aduana del Pulque, la escultura de Morelos traída por Maximiliano”, dice Lourdes Ruiz, conocida como La Reina del Albur, quien subraya que el flujo de visitantes beneficia a los pobladores.

Para conocer la postura de la actual administración capitalina con relación a los tours “extremos”, Máspormás solicitó entrevista con la Secretaría de Turismo. Sin embargo, la dependencia no respondió antes del cierre de edición.

Turistas

La Secretaría de Turismo local destaca datos de los visitantes que llegan aquí:

  • Por su lugar de origen, 64% viene de otras entidades de México y 36% del extranjero. De estos últimos, 52% viene de Centro y Sudamérica, 32% de Norteamérica y 12% de Europa.
  • Medido por país, de los que provienen más son EU (29.5%), Colombia (18.6%), Venezuela (6.4%), Brasil y Guatemala (5.1% cada uno), Argentina y Francia (4.5% cada uno), Costa Rica (3.8%) y España (3.2%).

La otra variante: los tours oficiales

En junio de 2015, la Secretaría de Gobernación del gobierno federal (Segob) arrancó el programa Tepitour, que consiste en la realización de visitas guiadas por esta zona de la Ciudad de México para fomentar la cohesión social entre sus habitantes y difundir su historia entre los interesados. El Tepitour está a cargo de la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana y se financia con recursos del Programa Nacional de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, que la Segob ha señalado como una de sus prioridades.