Paraderos hostiles

Los Cetram debían facilitar al usuario el paso de un medio de transporte a otro, pero su mal estado y desorganización le complican los viajes.

Esquivar vendedores ambulantes y basura, sortear escaleras con escalones incompletos y caminar entre filas dobles o hasta triples de micros y autobuses son algunas de las ‘aventuras’ que cotidianamente deben vivir los 750 mil usuarios diarios del paradero de Taxqueña, en la delegación Coyoacán.

Aunque es considerado el Centro de Transferencia Modal (Cetram) más importante del sur de la capital —por la cantidad de gente que recibe y las conexiones que tiene—, no cumple el objetivo para el que fue pensado: ayudar a los ciudadanos a trasladarse de un medio de transporte a otro —del Metro al Tren Ligero o de éste a un autobús— dentro de un entorno seguro y cómodo. Y, según los especialistas, su caso no es único, sino muestra de un problema general.

En el estudio de 2014 Megacentralidades: propuesta de integración de los Cetram al desarrollo urbano de la Ciudad de México, la arquitecta Sol Camacho y el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP, por sus siglas en inglés) concluyen que los 45 centros de la ciudad son inseguros y están subutilizados. En lugar de ello, deberían satisfacer las necesidades de movilidad de los usuarios ordenando rutas y contribuyendo al aprovechamiento de espacios urbanos.

En ese contexto, de acuerdo con estimaciones, reciben diariamente a casi seis millones de personas, tanto capitalinos como población flotante.

De más a menos

Los Cetram fueron lanzados hace casi 10 años por la administración de Marcelo Ebrard (2006-2012). Entonces se les presentó como infraestructura estratégicamente ubicada en puntos de gran afluencia —como ciertas estaciones del Metro— con el propósito central de organizar el transporte público y facilitar los viajes de los usuarios.

Para lograrlo, se fijarían esquemas de colaboración entre autoridades y empresas, y estas últimas ganarían la oportunidad de abrir locales comerciales.

Sin embargo, el desarrollo de los Cetram pronto se vio obstaculizado por factores como la crisis financiera de 2008-2009, que detuvo las inversiones de la iniciativa privada. Un ejemplo de ello ocurrió con el Cetram de El Rosario, inaugurado apenas en marzo de 2013 luego de un retraso de casi tres años.

A la escasez de fondos, algunos especialistas suman otras condiciones que han afectado negativamente el funcionamiento y la modernización de los Cetram, y derivado en que la mayoría de los ciudadanos los perciba como poco funcionales, según encuestas de organizaciones civiles.

Bernardo Baranda, director para América Latina del ITDP, señala que no ha habido voluntad política para desarrollar adecuadamente estos centros —por ejemplo, negociando con los vendedores ambulantes para evitar que los obstruyan—, ni una visión de conjunto sobre cómo hacerlo.

“Estos espacios dan simbolismo e identidad a las ciudades porque, además de operar como nodos de transporte, pueden aspirar a ser multifuncionales, lugares de calidad, generando espacios de interés público con actividades recreativas, culturales, etcétera”, dice.

El urbanista Jorge Montejano, del Centro de Investigación en Geografía y Geomática (GEO), subraya que el reto es que su planeación esté acompañada de estudios y de un entendimiento integral sobre la ciudad.

Funcionalidad sobre estética

Cuestionada sobre el tema, Laura Ballesteros, subsecretaria de Planeación de la Secretaría de Movilidad (Semovi), asegura que el gobierno capitalino está trabajando para mejorar las condiciones de todas las zonas de la capital con alta demanda de transporte, no sólo de los Cetram. Para ello, dice, se privilegiará la funcionalidad de estos lugares sobre su apariencia estética.

“No sólo se trata de trabajar en el Cetram, sino en las zonas de transferencia, brindando seguridad y espacios para la gente, no sólo para los vehículos. La política pública de movilidad apuesta por la calidad en el transporte público”, sostiene.

Actualmente, la Semovi diseña un manual para el manejo de los Cetram. Según la dependencia, éste contendrá los lineamientos de operación necesarios para que los centros cumplan con su objetivo de facilitar los viajes de los usuarios que llegan a ellos.

Las autoridades aseguran que lo anterior es reflejo de la prioridad que se quiere dar a los Cetram y su modernización. Sin embargo, durante 2015 ninguno de estos espacios tuvo modificaciones, que están a cargo de la Agencia de Promoción, Inversión y Desarrollo para la Ciudad de México (ProCDMX).Para hablar del tema, Máspormás solicitó entrevista con la institución, pero no obtuvo respuesta antes del cierre de edición.

Importancia y desafíos

La meta de los Cetram, según Ebrard, era conectar medios de transporte:

  • Según encuestas del Inegi, los usuarios de transporte público suelen empezar sus recorridos diarios en el Metro, y los completan a través de Metrobús, Tren Ligero, micros o autobuses.
  • Para prevenir e inhibir los delitos en contra de los usuarios de los Cetram, desde octubre de 2012 alrededor de 430 elementos de la Policía Bancaria e Industrial (PBI) comenzaron a vigilar las instalaciones de estos lugares.
  • El estudio del ITDP señala que, si los Cetram son manejados adecuadamente, pueden convertirse en polos de ordenamiento urbano.

Centros con mala imagen pública

En marzo de 2015, la organización civil El Poder del Consumidor presentó un estudio de opinión sobre nueve Centros de Transferencia Modal (Cetram). Según el documento, los usuarios evaluaron negativamente la movilidad, accesibilidad y seguridad de estos lugares. La calificación más alta fue para el Cetram de Metro Politécnico, con 47.4%, y los peor evaluados fueron los de Chapultepec y Tacubaya. Para los encuestados, estos apenas alcanzaron un nivel de funcionalidad de 10.5%.