Arte: Alberto Montt

Zona Rosa en aprietos

Especiales

Las constantes obras de remodelación han puesto en jaque a la Zona Rosa. La fiesta y la clientela han buscado otros lugares y las pérdidas ya se cuentan por millones

Uno de los barrios emblemáticos de la ciudad atraviesa una de sus peores crisis y registra pérdidas millonarias.

Una reparación tras otra. La maquinaria y los martillos suenan una y otra vez en la Zona Rosa. Las calles donde antes sucedían parrandas interminables hoy están cubiertas de polvo. La fiesta y la clientela han buscado otros lugares, y las pérdidas ya se cuentan por millones.

Diez negocios ya quebraron, otros 40 están cerrados. Tres mil 250 comercios declaran una pérdida del 30% respecto a las ventas de hace dos meses, cuando ya operaban con pérdidas por las constantes obras.

“Los 50 locales que no abren desde el 19 de septiembre tienen un promedio de pérdidas de 52 millones de pesos, hasta el 17 de noviembre. Están por perderse 900 empleos y no hay manera de levantar la clientela: nadie quiere venir a un lugar a medio terminar”, dice Jaime Valencia, empresario y vicepresidente de la Asociación por el México que Deseamos.

La Zona Rosa tuvo su esplendor en los años 70. Aquí solían reunirse escritores, músicos y artistas, como José Luis Cuevas, Carlos Fuentes, Pita Amor o Alejandro Jodorowsky. Hoy, además, es una de las zonas comerciales de mayor afluencia en la ciudad.

Cifras de la Secretaría de Desarrollo Económico de la Ciudad de México (Sedeco) detallan que el valor de la actividad económica anual de la Zona Rosa es de 398 mil 172 millones 136 mil pesos: lo suficiente para construir dos veces el Nuevo Aeropuerto de CDMX. Cada mes, las ventas oscilan cerca de los 30 mil 370 millones 207 mil pesos: suficiente para construir otra vez la Línea 12 del Metro. Pero las constantes remodelaciones, sumado a los edificios que dañó el sismo del 19 de septiembre, tienen a la Zona Rosa al borde de la quiebra.

“Si ustedes no quieren trabajar, nosotros sí”, “Exigimos las demoliciones”, “Somos muchas familias desempleadas”, dicen cartulinas colgadas en la esquina de Paseo de la Reforma y Génova. Para Jaime Valencia, las autoridades han demostrado falta de interés al retrasar la demolición de los edificios dañados y en ofrecer alternativas a los comerciantes: Sedeco les brinda créditos bancarios o un apoyo de dos mil pesos. En la Zona Rosa, la renta de un inmueble de 100 m2 va de los 30 mil hasta los 100 mil pesos.

Décadas de abandono

En medio de la calle Génova, hay una mesa de regalos. Cajas cuadradas, rectangulares, redondas, grandes, pequeñas, con listones plateados o azules. Un hombre, de brazos cruzados y el pelo jaspeado, resguarda las cajas llenas de polvo: las obras de reconstrucción están justo a un lado de su negocio.

– “¿Quiere copias? ¿Algo de papelería?”, pregunta a las pocas personas que pasan mientras señala la puerta metálica a sus espaldas. La papelería está en servicio.

– “¿Están trabajando normal?”.

– “Sí, todo normal”, responde seca la mujer que atiende el negocio.

Pero en realidad en estas calles nada es normal desde hace, al menos, dos años. Las reparaciones, el reencarpetamiento, las tuberías que hay que instalar de nuevo, el sistema de gas estacionario, los cables eléctricos debajo del asfalto… siempre sobra un motivo para machacar las aceras otra vez. La calma, en la Zona Rosa, no existe.

“Desde 2015 para acá —recuerda Daniel Salvador, comerciante—, cuando CFE empezó a hacer cambios en sus instalaciones, las obras fueron constantes: abrieron zanjas y hoyos en Niza, Hamburgo, Liverpool, Londres y Génova. La gente no pasaba ni a pie ni en bici y la afluencia de clientes bajó. Ahora estamos llegando a un punto insostenible”.

Jorge Pascual, presidente de la Agrupación de Comerciantes de la Zona Rosa (Acozoro), va un poco más allá. Para él, como para muchos, el abandono de la Zona Rosa era total: fueron los vecinos y comerciantes quienes se encargaron, por décadas, del mantenimiento del espacio.

“Yo vivo aquí desde hace 21 años; desde entonces, quienes invertían eran los comerciantes, los vecinos y más recientemente el Comité Técnico de Parquímetros de la Colonia Juárez. Los comerciantes de la calle de Londres pusieron su piso. En otras zonas colocamos jardineras, adoquines, la iluminación actual se instaló con el dinero que obtuvimos de los parquímetros”.

Incluso el actual proyecto de inversión se acordó entre la delegación, la Autoridad del Espacio Público y el Comité de Parquímetros y fue celebrado por empresarios. Una cantidad de 264 millones de pesos se destinaría para trabajar en 15 calles.

Durante la presentación del plan, el delegado en Cuauhtémoc Ricardo Monreal señaló que se trataba de una renovación con muchas complicaciones: “Ahora que veo los tramos y la propia dificultad para la intervención me explico por qué nadie le quiso entrar”, dijo a principios de año.

De acuerdo con Valencia, empresarios y comerciantes planean una estrategia de reactivación económica que consistirá en acercarse a las secretarías de Economía y Turismo, tanto para pedir apoyos a empresarios como para generar festivales culturales y musicales que atraigan visitantes. Mientras tanto, siguen a la espera de una reapertura parcial.

Máspormás buscó una entrevista para conocer la perspectiva de la delegación Cuauhtémoc y conocer los avances y retrasos de las obras, pero no hubo respuesta.

NUMERALIA

3,250 establecimientos comerciales de diversos giros hay distribuidos a lo largo de toda la Zona Rosa.

30.3 mil millones de pesos es el promedio de ventas mensual en la zona, según la Sedeco.

51 mil 87 metros cuadrados son intervenidos como parte del programa de rescate.