Juárez-Juárez-Juárez

En el Mercado Benito Juárez de Oaxaca de Juárez pagué mi agua de horchata con un billete azul de $20, el que muestra al expresidente Juárez. Salí eludiendo puestos de chapulines, tomé Av. Benito Juárez y llegué al hermoso Parque Juárez El Llano. Antes de retozar y sorber una granada en una banca, divisé una estatua. Me acerqué: era la efigie de Benito Juárez.

Pensé: ¿seríamos peor país si hubiera ahí un aerolito o un ahuehuete en vez de la estatua de Juárez? En México, todo (casi) recibe el nombre de nuestros héroes (Juárez e Hidalgo al frente). Si el sistema llama “Benito Juárez” a miles de cosas es, supondríamos, para emular al virtuoso zapoteco.

Volví de mis vacaciones y repasé la biografía de Juárez. A él, un niño campesino y semianalfabeta, lo adopta la aristocrática familia Maza. ¿Cuántas familias poderosas adoptarían hoy un niño indígena (no para que sea su sirviente)?

Con 25 años Juárez fue rector del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca. ¿A cuántos indígenas se les permitiría hoy tener ese puesto?

Como gobernador de Oaxaca duplicó las escuelas estatales. ¿Cuántos hoy lo consiguen?

Creó un escritorio público para que cualquier oaxaqueño hablara cara a cara con él. ¿Qué elevado político abre hoy su despacho de caoba a cualquier mortal?

Expulsado de la gestión pública por sus enemigos, administró en Puebla unos baños populares. ¿Quién, tras ser parte del poder, aceptaría ganarse así la vida?

Vació de bienes la Iglesia a favor del pueblo. ¿Qué político se avienta hoy un tirito con los Legionarios?

En 1865 el gobierno de Chihuahua le alistaba una pomposa fiesta de cumpleaños. Enterado, Juárez rechazó erogar un centavo del erario. ¿Qué político hoy lo emularía?

Sobre el sueldo de los funcionarios dijo: “No se pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala”. Hoy, los políticos le contestan ¡Jua-jua (rez)!

En un país con 90% de analfabetas, despidió 60 mil militares para formar maestros. Hoy los políticos mandan matar a los futuros maestros.

Canta un corrido sobre el adolescente Juárez: “Pasaron los años en vela con teas de ocote con que se alumbraba, pegado a los libros como sanguijuela”. Nuestro hoy presidente informó en campaña que leyó el libro de “las mentiras sobre el libro de este libro”.

Me fui del Parque Juárez, reposé en mi hostal vecino a la Universidad Autónoma Benito Juárez, lamenté que no jugaran los Alebrijes en el Estadio Benito Juárez y a la noche me eché un tasajo bajo el Portal Juárez.

Miles de poderosos se han hecho rodear del nombre “Benito Juárez”, sobreexplotado por ellos.

Por cierto, ¿a fuerza de repetir ese nombre y apellido les hace algo en su conciencia la honorable conducta de don Benito? Sí… lo que el viento a Juárez.