Que se vayan todos; por @monocordio

Será que lo de Murillo se pega y todos estamos cansados. Será que el encabronamiento y el desencanto colectivo ya no nos dejan ver más allá de la mera revancha inmediata. La cosa es que ante la ineptitud o la corrupción, ante el peculado o el conflicto de interés lo primero que se nos ocurre es que los responsables se vayan.

Hasta ahí llega nuestra sed de justicia, o por lo menos con eso nos conformamos. Que si Korenfeld se subió al helicóptero de la CONAGUA para pasear con su familia, el tipo debe renunciar. Así pasó con Humberto Benítez de la Profeco después del caso de ‘Lady Profeco’. Y el señor se fue. Y ya.

¿Se acuerdan de Ángel Aguirre? Gobernó mal un estado, y solapó y protegió a sus amigos los Abarca igual que a él lo solapó y protegió su amigo el presidente Peña Nieto. La exigencia de la sociedad fue unánime: se tiene que ir. El hombre se aferró al hueso con uñas y dientes, pero finalmente se fue, lo fueron, y ahí terminó su historia.

Poco después se cuestionó la investigación y los modos del procurador Murillo Karam. El reclamo se volvió consigna: Murillo se debe ir. Unos aseguran que se fue, otros dicen que le pusieron peluca y lo maquillaron con lo que había en la maleta que se encontró en las instalaciones de PEMEX.

Entre lo de Aguirre y lo de Murillo, muchas voces comenzaron a percibir que quizás el que se tenía que ir era el mismísimo Presidente por su incapacidad para actuar con imparcialidad y para entender la magnitud de lo sucedido. Al grito de “Fuera Peña”, miles de personas salieron a las calles y exigieron la revocación del mandato presidencial.

Peña no se fue; pero poco después, con el asunto de las casas, ampliaciones y demás linduras procuradas por el grupo Higa, el reclamo se extendió a su amigo Luis Videgaray, secretario de Hacienda, quien tampoco se ha ido, ni parece tener ganas de irse. ¡Y menos viendo las facilidades que te dan algunas empresas cuando tienes un puesto así!

“¡Que se vayan todos!” parece ser nuestro deseo colectivo, pero ¿y luego? Lamentable o afortunadamente la justicia no es una goma de borrar. No sirve para borrar al que no nos gusta o al que hace algo que nos daña. Al contrario, pretender que con la renuncia o despido de cada mal funcionario público estamos haciendo algo por el país es de una gran ingenuidad.

Lo que hacemos en realidad es cerrar el círculo de la corrupción y la impunidad con una coartada perfecta. Los corruptos, los irresponsables, los ineptos, los ambiciosos ya saben que lo peor que les puede pasar es ser expulsados del paraíso y saben también que el paraíso nunca expulsa del todo a sus hijos.

Si nuestra exigencia se conforma con que se vayan, estamos robusteciendo la corrupción y la impunidad. Dejemos de pedir que se vayan y comencemos a exigirles que se queden a rendir cuentas ante la sociedad y ante la justicia, si es que incurrieron en algún delito. No dejemos que se vayan. No los perdamos de vista. Obliguémoslos a que respondan por sus actos.

No nos quedemos en las revanchas mediáticas ni en el espejismo de los despidos y las renuncias que solo liberan a los corruptos de encarar sus actos. La justicia es un poco más que eso.

(FERNANDO RIVERA CALDERÓN)