“¿Te unirías a un grupo de autodefensa, sí o no?”

“Si en su comunidad existiera el problema del crimen organizado, ¿usted estaría dispuesto o no a unirse a organizaciones que lo combatan con armas de fuego?” Antes de explicar por qué hago tal pregunta a rajatabla, piensa bien tu respuesta.

Según una encuesta telefónica efectuada el pasado sábado 18 y domingo 19 de enero por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP), 70% dijo que no se uniría a esas organizaciones, 6% dijo no saber si lo haría, y 24% admitió que sí se uniría.

Que una cuarta parte de las 600 personas que aceptaron responder a los cuestionamientos acerca de los movimientos de autodefensa, haya dicho que lo haría, puede significar muchas cosas. Hay que matizar.

Primero, aunque ese mismo Centro (que, cabe aclarar, pertenece a la Cámara de Diputados) ya hizo en agosto pasado otra encuesta similar sobre la opinión pública hacia las autodefensas, es la primera vez que formula esa pregunta. Es decir, puede ser una cifra independiente a la existencia de esos movimientos, o que fuera la cifra estable hacia ese tema si esa pregunta se hubiera hecho a lo largo de los años. Incluso, podría encontrarse ya a la baja: quizá hace un año era uno de cada tres personas, o uno de cada dos. También es factible que esté a la alza. Como es la primera vez que se pregunta, no hay manera de saber, por tanto, si 24% es mucho o es poco. Es un mero dato numérico sin contraste, con un nivel de confianza estadística del 95%: 1 de cada 4 mexicanos estaría dispuesto a tomar las armas con otros miembros de su comunidad para combatir al crimen organizado.

Segundo, una cosa es responder a un encuestador anónimo vía telefónica que te harías autodefensa si se presentara el caso, y otra es realmente atreverte a hacerlo.

Tercero, esa misma encuesta ofrece otros datos que equilibran. Por ejemplo, 61% piensa que debe ser el ejército el que ponga el orden, un 21% la policía y sólo 12% cree que deben ser las autodefensas.

Por otra parte, muestra a un México dividido entre el apoyo a estos grupos civiles armados (39%) o el rechazo a estas organizaciones (43%), con un grupo (14%) que no está ni a favor ni en contra. También refleja la desaprobación generalizada hacia el modo que el gobierno está protegiendo a sus ciudadanos: tres cuartas partes de los encuestados considera que el Estado hace poco o nada en materia de seguridad.

Las historias de vaqueros siempre parten de una premisa: “En un mundo sin ley”, frase con la que entendemos que sólo funcionan la ley del más fuerte y la del vacío: “Los huecos en el poder siempre serán ocupados”. Algunas partes de este país son mundos sin ley. Si la encuesta es representativa, de los 112 millones de mexicanos, unos 27 millones (algo cercano a la población sumada de las ciudades de México, Guadalajara y Monterrey) se consideran dispuestos a organizarse para defenderse. Pero insisto: es sólo un dato.

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(FELIPE SOTO VITERBO)