Una fábula, por @goliveros

Permitan ustedes utilizar este espacio para relatar una historia de respeto y admiración.

Esta es la historia de César Guilbert. César es un corredor de bienes raíces que en su tiempo libre corre y cuida su cuerpo a la capacidad posible.

César es escucha frecuente del programa matutino en el que participo. Hace años, me envió un video creado a partir de una ONG en la que participaba.Pero esa es otra historia.

Hace tiempo, César reflexionó sobre cómo ser congruente. Sí, congruente con lo que se dice y lo que se hace. Congruente hasta el límite.

Entonces César decidió que su estado de salud era óptimo. Tan óptimo que había partes de su cuerpo que podía compartir.

Prendió la computadora y buscó grupos de apoyo para personas en busca de donantes de órganos. Encontró uno que lo embarcó en un mar de amor y burocracia.

César se acercó primero a una mujer de Cuernavaca que, por desgracia, no fue compatible. Pero la desgracia de uno fue el milagro de otro.

Así, llegó a la vida de Betzabé. Ella es una madre de familia que llevaba tiempo sometida a diálisis debido a la atrofia de sus riñones.

Betzabé tuvo múltiples problemas para encontrar un donante de riñón debido a su tipo de sangre: O negativo. El tipo de sangre de César.

Se encontraron en el Hospital Ángeles, en Interlomas. Ahí, los médicos los llevaron por el proceso de donación y los hicieron conscientes de la cantidad de personas que, día con día, podrían donar órganos y que, por diversos motivos, desisten. Desperdicio de vida. Egoísmo que causa muerte.

A César y Betzabé los operaron la semana pasada en Guadalajara. La operación fue un éxito. Hoy, César se encuentra en su casa en Chihuahua.

El miércoles, Fernanda Familiar y yo platicamos con él. Se le preguntó con qué mirada de Betzabé se quedaba y su respuesta fue sorprendente: la de su esposo, que lleno de esperanza aguardaba el resultado de la operación.

La historia parece fantástica, sobre todo en un país donde la corrupción aleja la idea de la buena voluntad, y la disposición de ceder algo más que tiempo y dinero a un desconocido.

César es insistente: no recibió un solo peso por donar su riñón. Al contrario, ayudó a recabar dinero para que la operación se hiciera lo antes posible.

El ejemplo cimbra y hace reflexionar sobre hasta dónde somos capaces de ser congruentes con lo que decimos y el alcance de nuestras acciones.

El donante no ha buscado a los medios y la nota ha sido poco publicitada. Es momento de darle el peso que merece, la acción es una lección en un tiempo turbulento donde el egoísmo -político, económico y social- empapa al país.
Una fábula cuya moraleja escribirán César y Betzabé.

(GONZALO OLIVEROS)